Y una noche, Huracán llegó a la punta. El equipo al que todos admiran, el que juega bonito, el que tiene a Javier Pastore....El equipo del momento no dejó pasar la oportunidad, se lo dio vuelta a Banfield (2-1) y hasta que se complete el capítulo 16 será el líder del apasionante torneo Clausura.
En esa admiración general hay una cuota de odio en San Lorenzo, ni más ni menos que el próximo rival de los muchachos de Ángel Cappa, que llegarán más que motivados a este clásico de barrio que esperan como nunca.
Hasta los 20 del primer tiempo, el Taladro fue superior, pero el gol llegó junto con la remontada del Globo. A los 30, después de un doble error de Paolo Goltz, facturó Sebastián Fernández y el "Ducó" quedó mudo.
Con un cabezazo de Leonardo Medina que todos gritaron "gooo", el local dio las primeras señales positivas. Los volantes se apoderaron de la pelota, el trío Patricio Toranzo-Mario Bolatti-César González tuvo más participación y cambió la historia.
Lo tuvo dos veces Matías Defederico, pero la conquista fue "sucia", sin los antecedentes de "jogo bonito" que acumula Huracán en el torneo. Eso sí, fue cargada de justicia, porque el grito fue de Bolatti, quién sacó un remate, y después de un desvío en Emanuel Pío, superó la resistencia de Cristian Lucchetti.
En el complemento, el dueño de casa no sólo justificó el empate que logró en el cierre de la primera mitad, sino que hizo un poco más de méritos como para ponerse en ventaja.
Con el "tiki-tiki" que lo caracteriza arrinconó a su rival y tuvo un par de ocasiones. No fueron de las más claras, pero tranquilamente pudo llegar el segundo grito. El Taladro, poco y nada, con la pelota parada como único recurso.
La cancha se terminó de inclinar con la expulsión de José Devaca. JC Falcioni rearmó la línea de cuatro con el ingreso de Julio Barraza, pero metió a su equipo muy atrás, Huracán se le fue al humo y llegó el segundo. Patricio Toranzo (18, en la foto festeja el tanto de Bolatti) le dio rosca, Lucchetti ni siquiera se tiró y se desató la locura en Parque Patricios.
Desde ahí hasta el final, el local no hizo más que ratificar la superioridad y Pastore casi mete un gol de otro partido. Dominó y aunque dejó algunos huecos en el fondo, Banfield careció de respuestas futbolísticas y anímicas para llegar al empate.
El 2-1 fue justo, depositó a Huracán en la cima y el sueño de ser campeón llegó a su punto máximo, justo antes del clásico.
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