Gran Bretaña y el público mundial de YouTube están bastante preocupados: hay mucha presión sobre los hombros de la cantante escocesa Susan Boyle, que hoy podría ganar la final de "Britain´s Got Talent".
Toda esta semana los británicos y sus miles de seguidores se han preguntado si los nervios de esta mujer le robarán la victoria que muchos sienten que merece. Y dicen que los productores del programa no hicieron demasiado por calmar la histeria que vive cuando uno de los jueces dijo en televisión que Boyle estaba tan furiosa por la ardiente cobertura mediática que había empacado sus maletas y había amenazado con renunciar.
Boyle se convirtió en la favorita casi inmediatamente después de su primera aparición, a principios del mes pasado. Su desaliñada apariencia despertó miradas de incredulidad del público, pero su voz silenció a los dudosos. Y, sobre todo, la hizo una estrella de internet. La historia de su vida (cuidó de su madre viuda por años y dijo que nunca le han dado su primer beso y que es virgen) también ayudó a conquistar la atención de los medios.
Aunque desde la semana pasada no apareció en ninguna entrevista, su nombre suena en todos lados: "Punto de eBoylición" (ebullición), escribió el "Daily Mirror". "Amenazan con echar a Susan", publicó "The Sun". "Temor por la estrella Susan", advirtió el "Daily Express". David Wilson, quien sirvió como psicólogo en "Big Brother", dijo que "Britain´s Got Talent" hacía que el otro show luciera como santo. Boyle fue "un cordero psicológico para el matadero", escribió.
Demi Moore viajará a verla en la final de hoy. Ella se jugará la posibilidad de ganar y cantar ante la reina. Es cierto que la presión, para alguien que entregó en cuotas nada dosificadas su vida a una pantalla que ahora abarca todo el mundo, ha de ser mucha. Porque seguramente para Susan hoy se juega mucho más que una final de talentos.
(AP/Agencias)