| El 25 de mayo fui con mi marido a tomar un café en una confitería ubicada en la calle Tucumán de esta ciudad. Ante mi asombro, luego de un rato que estuvimos allí, entró una señora con un perro en brazos, cosa que me pareció fuera de lugar ya que creo que no está permitido entrar con animales en los comercios donde se expenden alimentos. Y acá no terminó todo, después de dialogar con la que parecía ser la encargada o dueña del local, la señora que venía acompañada por una amiga se ubicaron en una mesa, sentaron al perro sobre una manta en una silla y pidieron lo que iban a consumir, como si esto fuera una práctica habitual. Le dije a mi marido que al pedir la cuenta le preguntara a la señorita que nos atendió si se podía fumar, sabiendo de antemano que no, y nos dijo efectivamente que no. Le preguntamos si los animales estaban permitidos en el local, a lo que nos contestó que no, pero al cuestionarle que por qué estaba el perrito sentado cómodamente en su mantita, nos respondió que no sabía por qué razón habían permitido a la señora entrar con él. Resumiendo, cuando de cumplir las ordenanzas se trata, yo no fumo en los lugares en los que está prohibido y si quiero hacerlo en una confitería, voy afuera; pero sí se permite sentar un perro en una confitería como si esto fuera algo común. ¿Dónde está la gente que controla estas cosas, y después nos asustamos por la fiebre porcina, el dengue y demás, cuando todos los días sin saber lidiamos con pestes por irresponsabilidad de algunos comerciantes. Y que quede claro que no tengo nada contra los animales, ellos no tienen la culpa, los desubicados son los dueños. Marta Susana Castellano DNI 12.084.516 Roca | |