Viernes 29 de Mayo de 2009 Edicion impresa pag. 24 > Debates
¡Ese otro protagonista!

Por FRANCISCO DELICH

El Mayo cordobés no es sino un tipo de acción obrera-estudiantil en una situación determinada. Juicio que, aunque exacto, deja en la penumbra a un grupo social que tiene sustancial importancia tanto en los episodios como en la conciencia que la ciudad cobró de los mismos; me refiero a ese vasto sector social que, por comodidad y necesidad de simplificar, suele denominarse clases medias. Estos grupos sociales no deciden la acción -el Cordobazo- ni comienzan su ejecución pero se suman, adhieren de hecho o efectivamente a la protesta que se expande por la ciudad. En realidad ellos vuelcan la balanza a favor de la insurrección y además, lo que es más importante, asumen estos hechos como propios, necesarios y justos.

Sobre este punto no es mucho lo que se ha reflexionado. Sea porque el foco de atención fue paulatinamente concentrándose en el sector obrero, sea por miedo a extraer conclusiones desoladoras desde el punto de vista del orden social vigente. Sean éstas u otras razones, lo cierto es que estos grupos apoyan logísticamente la resistencia; se suman en ciertos casos a las acciones y elaboran una interpretación justificadora. ¿Por qué?

En el Cordobazo, la pequeña burguesía tradicional (el almacenero, el tendero, el pequeño rentista) paradójicamente se reúne con el proletariado para protestar contra su proletarización. No tanto porque su situación económica sea peor sino por estar socialmente sumergida.

Lo mismo ocurre con los nuevos grupos constituidos por pequeños burgueses de "manos sucias" como los talleristas o fabricantes de piezas para la industria del automóvil, por obreros calificados que además tienen, a igualdad eventual de ingresos, pautas de consumo diferentes. Y a su vez, estos mismos grupos nuevos que provocan recelo de los viejos también se sienten agraviados por las barreras que el sistema que expresa el gobierno pone en su camino. Ambos coinciden en la protesta y en la acción y lo que en realidad hacen es expresar la crisis de un sistema que no puede evitar la proletarización de los viejos ni la frustración de los otros. Proletarización que alcanza a los sectores medios-medios, como los que ejercen las profesiones liberales (que cada vez son menos liberales y más dependientes), como abogados y médicos, particularmente. Este vasto conjunto de clases medias-media es fácilmente movilizable ideológicamente porque en Córdoba tiene una fuerte inclinación radical-sabattinista (que no es exactamente radical del pueblo); grupos sensibles a valores como la democracia, la libertad individual, el orden, etcétera, ambiguos por naturaleza, provocan la crisis que luego denuncian como causa de su actitud, se revuelcan y se aferran a ella como único expediente a mano para evitar la catástrofe de un nuevo orden que necesariamente ha de marginarlos, de un sistema del que no serán el centro porque su factor de poder es prácticamente inexistente cuando la democracia parlamentaria se congela, como ocurre desde 1966 hasta hoy, 1970.

(En 1970, el sociólogo Francisco Delich escribe "Crisis y protesta social. Córdoba 1969", uno de los primeros trabajos que procuran -rigor argumental mediante- explicar lo sucedido en Córdoba en aquel agitado año. La investigación de Delich -radical y en la transición iniciada en el ´83 rector de la Universidad Nacional de Buenos Aires y luego de la de Córdoba- lleva cuatro ediciones. Lo publicado ahora aquí es un tramo de ese trabajo)

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