El jardín…uno de los más preciados lugares de los niños y los padres…
Es el sitio donde asociamos juego, diversión, canciones, disparates, participación. Pero seguro que para permanecer es indispensable sentir “contención”.
Es que es el primer lugar fuera del hogar en el cual se confía. Es la extensión del hogar y también el pasito para el ingreso en la sociedad. No es poca cosa, ¿no?
Los papás necesitan una imagen segura, serena y divertida de un equipo de profesionales de la educación que no sólo conozcan de actividades diversas sino que también sepan cómo guiar y calmar a padres ansiosos y a un grupo de niños inquietos.
¡No es tarea fácil! Los jardines tienen a su cargo el “nivel inicial” como se denomina actualmente. Se ocupan de los niños hasta los 6 años.
Es el tiempo de la construcción de la personalidad, es un tiempo precioso, casi radical.
Van tomando forma sus rasgos de la personalidad, sus modos de relación, su estilo de aprendizaje.
Es cierto que no son iguales los niños de antes que los de ahora…
¡Seguro! Las generaciones actuales son muy diferentes. Pueden prestar atención a varios estímulos en forma simultánea pero con el riesgo de no profundizar.
Se ocupan del otro al mismo tiempo que escuchan a la seño y manipulan el material que fue ofrecido para construir.
Pero el desafío mayor está en conocer a los niños para acompañarlos, adaptarse a ellos sabiendo un destino y no al revés.
La educación inicial necesita transformarse en ese espacio de juego donde todo es posible. Tirarse al piso con los chicos a jugar y ayudarlos a razonar. Inventar caminos que permitan saltar obstáculos y matar fantasmas con la energía de la mente.
Es posible que encuentren en ese sitio el primer lugar del mundo que sea un laboratorio de la vida.
En él no necesitan egresar sabiendo leer y escribir ni sumar y restar. Pero sí sería fantástico que sepan que si no hay tinta ni témpera para pintar se puede con arena y plasticota. Que hay millones de cuentos, los escritos y los que inventamos juntos.
Así entonces encontramos el tesoro imborrable del jardín.
Todo es posible, lo que no nos gusta podemos modificarlo si somos capaces de pensar y crear.
¡Feliz día!
POR LAURA COLLAVINI
lauracollavini@hotmail.com