SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Los enormes baches que afloraron en la avenida Costanera con la última lluvia se cobraron ya numerosas víctimas entre los conductores desprevenidos, cuyo disgusto no tardó en repercutir en los mostradores municipales.
El subsecretario de Obras y Servicios Públicos, Miguel Felley, admitió que 16 personas se presentaron el martes en su oficina para reclamar que el municipio los compense por las llantas rotas y otros daños sufridos por sus vehículos.
A todos los citó para la mañana de ayer y les propuso que ingresen una nota, para dar curso administrativo a su planteo.
Reconoció sin embargo que difícilmente los perjudicados reciban algún resarcimiento, ya que no existen antecedentes de que el municipio reconozca roturas provocadas por las calles en mal estado. El único camino que les quedaría es recurrir a la Justicia.
Reemplazar una rueda completa inutilizada puede costar entre 600 y $ 1.000 en un auto estándar. Si los daños afectan un tren delantero, el desembolso es mayor.
Los "cráteres" de la Costanera, que provocaron enojos al por mayor, tienen hasta 20 centímetros de profundidad. Según comentaron en la estación de servicio del ACA, ubicada en Costanera y Guedecke, hubo rodados que los tomaron en velocidad y rompieron dos llantas.
Felley reconoció que la calle tiene un uso intenso y se rompe "por las filtraciones de agua y la falta de mantenimiento", aunque también señaló que el pavimento "ya tiene su vida útil cumplida", dado que fue colocado hace 14 años. Aclaró que los daños en los autos se producen en buena medida "debido a la velocidad", porque aquellos que marchan a 40 kilómetros por hora "se golpean, pero no se rompen".
Recordó que existe un proyecto de Viarse para repavimentar toda la Costanera, pero los trabajos comenzarían recién en septiembre.
El funcionario consultado dijo que durante el invierno el problema no tendrá solución, más que tapar periódicamente los pozos con arena u otros materiales afines. El municipio también proyecta colocar carteles que adviertan sobre el deterioro de la calzada y la necesidad de circular a baja velocidad.