Está bien que la tele anuncie aquí la final entre Lionel Messi y Carlos Tevez, se entiende como marketing para Argentina. Para el mundo, en realidad, la final de Liga de Campeones que se jugará hoy en Roma será un duelo entre Messi y Cristiano Ronaldo y el ganador seguramente se quedará con el Balón de Oro 2009, como mejor futbolista del año.
Tevez fue clave en la final de 2008 que Manchester ganó por penales a Chelsea, pero el DT Alex Ferguson privilegió una formación más conservadora, con el coreano Park Ji Sung para correr en el mediocampo al hábil toqueteo de Barcelona y con Carlitos en el banco, igual que el búlgaro Dimitar Berbatov, su gran competidor en esta temporada.
Por primera vez en largos meses, Manchester anunció que ahora sí está dispuesto a aceptar el pago de casi 30 millones de euros que exige el iraní Kia Joorabchian por el pase definitivo de Tevez. Si uno fuera Ferguson, Tevez, después de esta noticia, sería un jugador formidable para hoy, consciente de su durísimo carácter competitivo, que tanto contagia a compañeros e hinchas, clave para una final como la de Roma, en la que no pesará sólo la calidad técnica.
Si hablamos de fútbol, Barcelona jugó mejor en esta temporada. Pero en semifinales el Manchester fue mucho mejor que Barcelona. ¿O no recordamos que el tan ofensivo Barca de Pep Guardiola casi no creó una ocasión de gol en el partido de ida ante Chelsea en el Camp Nou y sufrió hasta el último segundo en Stamford Bridge para avanzar gracias a un "zapatazo" agónico de Andrés Iniesta, que en Roma no estará en la mejor forma física?
Se trata de detalles que no deben ser ignorados, por mucha simpatía que nos produzca Barcelona, por su juego más audaz y ofensivo y por Messi. ¿Ganará el juego técnico de Barcelona o el más atlético de Manchester? ¿El arte vertical de Messi o la potencia arrolladora de Ronaldo?
Sea lo que fuere, lo atractivo de la final es que, como no siempre ocurre, esta vez definirán el título los dos mejores equipos del mundo en este momento.
Pero es una final y, como dice una vieja sentencia, cuanto más hay en juego, menos se juega. ¿Sufrirá otra vez Barcelona como ya lo hizo sufrir Chelsea? ¿Demostrará Messi que puede superar los cerrojos y confirmar su clase en una final que será a todo y nada?
En los palcos del Estadio Olímpico de Roma estarán el rey Juan Carlos, el príncipe William, jefes de estado como José Luis Rodríguez Zapatero y Silvio Berlusconi, entre otros.
Y en ambos bancos Guardiola, treinta años más joven, librará su duelo aparte contra Ferguson, quien lleva 23 años y 33 títulos con el Manchester. Pero ojalá las cámaras puedan dedicar más tiempo a Messi y a Ronaldo. Y no sólo a ellos. Porque el fútbol depende de los Messi y de los Ronaldo. Pero es un juego colectivo. Igual que sus emociones. Por eso le dicen el deporte-rey.
EZEQUIEL FERNáNDEZ MOORES
