ISLAMABAD.- Los soldados paquistaníes que combaten contra los talibanes islámicos capturaron varios emplazamientos en la principal ciudad del valle de Swat, anunció ayer el ejército, incluyendo una encrucijada apodada "cruce sangriento´´ porque los insurgentes arrojaban allí de forma rutinaria los cadáveres mutilados de sus víctimas.
"Las fuerzas de seguridad se mueven calle a calle y han logrado asegurar importantes áreas de la ciudad de Mingora", comunicaron las Fuerzas Armadas paquistaníes. Diez insurgentes y tres soldados perdieron la vida en enfrentamientos en el Swat durante las últimas 24 horas, según datos del Ejército.
La batalla casa a casa por recuperar Mingora, que comenzó hace unas dos semanas, constituye "la fase más importante" de la lucha contra los talibanes en el que fue un paraíso turístico, situado a unos 140 kilómetros al noroeste de la capital, Islamabad. Las tropas de infantería que participaron en los combates callejeros se incautaron, además, de 12 bombas de fabricación casera.
Las fuerzas de seguridad penetraron en Mingora el sábado, donde se produjeron duros enfrentamientos. Según informaciones militares, ese mismo día fueron abatidos 17 extremistas, entre ellos un líder de la insurgencia. Los militares aseguraron el sábado que la toma de la ciudad iba a ser un proceso "dolorosamente lento", debido a las órdenes que tienen los soldados de evitar que mueran civiles. Se estima que 20.000 residentes resisten en sus hogares.
Los soldados también penetraron en la localidad de Peuchar, uno de los principales bastiones talibanes, donde confiscaron armas y material para fabricar bombas. En Peuchar los extremistas regentaban, además, un campo de entrenamiento.
Las Fuerzas Armadas lanzaron su ofensiva en el norte de Pakistán a finales de abril. El 8 de mayo ampliaron sus operaciones a Swat. Desde finales del mes pasado perdieron la vida más de 1.100 insurgentes y 60 soldados, según el Ejército.
Más de 1,7 millones de civiles han huido desde entonces de los distritos de Buner, Dir y Swat, a lo que hay que sumar los 500.000 desplazados que ya huyeron el año pasado de las regiones tribales semiautónomas en la frontera con Afganistán. (DPA/AP)