NEUQUÉN (AN)- La fiscalía pidió ayer que se condene a prisión perpetua a Horacio Barrientos, Daniel Martínez y Denis Figueroa, los tres acusados del asesinato del sargento ayudante Gabriel Jara durante un tiroteo y de un violento robo ocurrido la noche anterior.

A su turno los defensores presentaron estrategias diferenciadas: José Luis Cartolano (de Barrientos) dijo que no está probado quién mató al policía aunque admitió que su cliente participó del asalto y por eso consideró que se lo puede condenar a 10 años de prisión; Carlos Tejeda (de Martínez) y Gerardo Tejeda (de Figueroa) plantearon que Jara cayó por una bala de su compañero Walter Bustos, quien lo mató "en un desgraciado accidente", y pidieron la absolución de los imputados (ver aparte). La sentencia se conocerá el 1 de junio.

Elizabeth, la viuda, dijo al término de la audiencia que confía en que se hará justicia. "Estoy orgullosa de haber estado casada durante 22 años con un gran policía", dijo en un breve diálogo con "Río Negro" (ver aparte).

Por primera vez la sala estuvo repleta de ex jefes y compañeros del policía muerto. Hubo altos oficiales como Daniel Rojas, Carlos Brondo, Osvaldo Almendra y Miguel Betancur, y una gran cantidad de suboficiales.

Los alegatos comenzaron a las 11 y se extendieron hasta las 15:30. La fiscal Sandra González Taboada tuvo a su cargo la minuciosa descripción de los hechos. Dijo que el 7 de agosto de 2007 a las 11:30, el sargento ayudante Jara (42) y el oficial inspector Bustos fueron atacados a tiros por los imputados en la esquina de Intendente Carro y Misiones cuando intentaban identificarlos.

Jara recibió tres disparos: uno en la cabeza (mortal), otro en el muslo derecho y el tercero fue un roce en el pecho.

Consideró probada la presencia en el lugar de los acusados en base a testigos, rastros y la persecución posterior que permitió detener a Barrientos (28) y Martínez (21). A Figueroa (22) lo apresaron días después.

La fiscal se apoyó en estudios planimétricos y pericias balísticas para afirmar: "los disparos recibidos por Jara se efectuaron desde un nivel superior, y los tiradores estaban de frente. La lógica indica que se ubicó detrás del automóvil (policial) y de frente a los imputados, que estaban en una vereda con dos escalones, lo que hace una diferencia de altura respecto de la calle. Lo contrario implicaría admitir que les dio la espalda a tres personas armadas y peligrosas".

También consideró probado que para escapar le robaron la moto a un hombre que justo pasaba por calle Chile.

Y en cuanto al robo de la noche anterior, en una vivienda de la calle Venado Tuerto, recordó que las víctimas reconocieron a los imputados y que en la vivienda de uno de ellos encontraron parte de lo sustraído.

Las penas

El fiscal de cámara Alfredo Velasco Copello tuvo a su cargo fundamentar la calificación legal de los hechos y el pedido de condena. En ese sentido, acusó a los imputados de un rosario de delitos que figuran entre los más graves del Código Penal.

Dijo que cometieron homicidio triplemente calificado: por haber sido cometido con el concurso premeditado de dos o más personas; para ocultar otro delito (la tenencia de armas que todos poseían); y por ser la víctima un miembro de las fuerzas policiales.

Además les imputó dos robos con armas (el de la moto y el de calle Venado Tuerto).

Por todo eso les pidió a los jueces Emilio Castro, José Andrada y Héctor Dedominichi que los condenen a prisión perpetua.

Al terminar los alegatos, Castro -en su carácter de presidente de la Cámara- les preguntó a los imputados si querían decir algo. Todos se negaron, aunque el que lo hizo de modo más curioso fue Barrientos: "no, está todo bien", dijo con absoluta despreocupación.

Barrientos ya tiene dos condenas a perpetua por el asesinato de tres policías en Chubut, más otra a 19 años de prisión por una serie de robos. Y se le atribuye haber degollado a una mujer cuando tenía 16 años.