En medio siglo de gobierno de la provincia del Neuquén, el Movimiento Popular Neuquino ha adquirido sobrada experiencia en una amplia variedad de asuntos. Una de tales artes, tal vez la más importante, han sido las múltiples formas de transar con el gobierno federal para obtener aportes destinados a obra pública a cambio de los votos de sus diputados y senadores en el Congreso Nacional. El acto reciente en Chos Malal es un buen ejemplo. Otra es la arraigada costumbre, que ya pasó del segundo milenio al tercero, de impedir por todos los medios que los ciudadanos conozcan el trámite interno de los asuntos públicos. Dicho de otra manera, de violentar el derecho a la información o de hacer nacer el derecho a la sospecha.
Una de las herramientas más eficaces de protección del secreto es el "ninguneo". Así llamado en México, consiste en no contestar al pedido de información, haciendo como si no existiera, ni el pedido ni quien lo formula. Como es bastante eficaz, se lo practica con frecuencia, aun en el caso de que el solicitante recurra a una carta documento para hacerlo. Es, por ejemplo, lo que me está pasando con el ministro de Seguridad, César Pérez, fiel protector de los expedientes del Plan Integral de Seguridad que el ex gobernador Jorge Sobisch no quiso mostrar, el alma máter del plan Luis Manganaro tampoco y el gobernador Jorge Sapag menos (queda el pedido de amparo judicial, y luego la providencia divina que reclamaré al Vaticano en forma directa, no a monseñor Melani porque como están las cosas hoy no me parece la vía más adecuada).
El más guardado de los secretos no es, sin embargo, ése (que protege un gasto de 50 millones de dólares) sino el bancario, que protege cualquier manejo de la plata que pasa por los bancos, en Neuquén por el Banco de la Provincia del Neuquén, conocido por la sigla BPN o también como la caja del Estado, del que Sobisch dijo -y cumplió- que no privatizaría "ni una baldosa". Ni siquiera la de las veredas, primorosamente renovadas en estos días por la empresa Equipos Andina, la misma que construyó la residencia de Manganaro en Valentina Sur.
El secreto bancario protege a los clientes y al sistema financiero, pero no a la corruptela de funcionarios como los de los bancos estadounidenses, que sólo con los altísimos sueldos que se fijaron hicieron una modesta contribución al desbarajuste del sistema.
No estamos, por cierto, comparando a todo el funcionariado del BPN con esos corruptos ejecutivos estadounidenses. Lo que estamos diciendo es que la transparencia es una valla contra la corrupción, y que en la falta de transparencia abreva la corrupción. Como decía el General (en la Argentina se sabe de qué general se trata), los funcionarios son buenos, pero si se los controla son mejores.
Lo que pasa es que hay algunos -en el BPN muchos- que no quieren que se los controle. Por ejemplo, el gerente de Administración, Sergio Pintado (¿es el mismo que formaba parte del estudio contable Manganaro, Bugner y Pintado?), que no ha querido hablar conmigo sobre una empresa Tecnoconsult, una contratista polifuncional del banco.
Es sólo un ejemplo. Del banco y las cosas que pasan dentro de sus muros hemos escrito mucho porque, a pesar de que nunca hay respuesta, uno se las arregla para saber algo. La sola circunstancia de que Jorge Sapag haya designado al asumir un nuevo elenco de ministros, pero sin tocar al presidente del BPN -o "la caja" para quien guste llamarlo así- designado por Sobisch, Omar Gutiérrez, es lo primero que hay que saber. Naturalmente, confirmado Gutiérrez, por debajo quedó toda la cúpula de intocables que venía de antes, muchos de ellos incorporados por Manganaro.
Uno se las arregla, decíamos. Hemos, por ejemplo, publicado información sobre las fragilidades del sistema informático Bantotal, y ahora nos estamos ocupando de IDN Finanzas (Lizaso, Vigliola) y Greco, que -contratados sin concurso de precios, como siempre- desde hace cerca de dos años vienen ocupándose de tapar los agujeros que hacen vulnerable al sistema.
Sí, uno se las arregla. Por eso es que pudimos conseguir un documento "confidencial" que Greco entregó al banco en setiembre del 2007 titulado "Tarjetas de crédito y préstamos personales". Greco trabaja en tándem con IDN, de la que Vigliola es el analista programador del workflow. Lizaso es un experto vendedor, y como tal quiso colocar en el BPN un sistema de leasing que proveería MAAT Servicios Tecnológicos (una empresa ligada a IDN), que funcionaría en paralelo a Bantotal. Según una versión que no hemos podido confirmar (porque nadie nos atiende) Pablo Nogués -el interventor en la sucursal Buenos Aires cuando se hizo público el fraude de Temux- fue un entusiasta defensor de la propuesta, que no prevaleció porque se opuso la gerencia de Créditos y habría sido informalmente objetada por Alberto Di Giovanni, un inspector del Banco Central que anda por aquí. Modestamente, uno se las arregla.
JORGE GADANO
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