NEUQUÉN/CIPOLLETTI (AN).- Cuando Julieta Tabbush y Paula Boyé se juntaron para realizar una puesta de títeres se plantearon cómo contar una historia en escena con más silencios que palabras. Con más lenguaje musical y coreográfico que texto escrito. La inspiración les llegó con un libro del escritor chileno Luis Sepúlveda. Entonces fueron dando vida a personajes animados, frescos, y expresivos "que respiran, miran a los ojos y dan besos" con un realismo sorprendente. Son los gatos "de puerto, de buena vida y bien bravos", protagonistas de la obra "Zorbas", que Tabbush dirige y para la que diseñó los muñecos junto con Adriana Iglesias.
Los felinos Zorbas, Colonelo y Atorrantísimo, y la gaviota Afortunada, protagonizan esta historia ágil, divertida, que con humor y ternura desmitifica la muerte, quitándole dramatismo, y tiene como centro el respeto por la diferencia y la solidaridad, "la posibilidad de vivir en otras comunidades con respeto". Las titiriteras animan los personajes que se multiplican en escena a todo color, con la identidad del arte latinoamericano.
Se trata de una pieza para toda la familia que sus creadoras -el trío que integra el teatro de títeres Alambique- estrenaron en el festival de títeres de Azul y Mar del Plata hace muy poco. En la zona se podrá ver mañana y el domingo próximo en La Caja Mágica de Cipolletti, a las 17, y posiblemente más adelante se mude a esta ciudad.
Tabbush y Boyé dicen que trabajar sobre la vida y la muerte con los niños es "todo un tema, porque la idea es hacerlo sin solemnidades pero con humor y respeto", partiendo de una gaviota empetrolada que se muere y deja un huevo. Que luego encuentran los gatos atorrantes y asumen el compromiso de cuidarlo y criar a la gaviota en el mundo gatuno, como a uno más de la banda.
La clave de la obra es la música y el despliegue escénico de los muñecos, porque la palabra no es mucha. Claro que la intención está puesta en una línea musical muy presente, que acompaña en la tarea de comunicar (suena desde el jazz de los ´50 de Luis Armstrong hasta melodías de Astor Piazzolla), y en la acción de los protagonistas. "Trabajar los silencios en un ejercicio interesante", dicen las creadoras.
Cuando esta cronista les pregunta por qué trabajar para chicos, Paula responde: "Me encanta porque son verdaderos, transparentes, la devolución es maravillosa, tienen una energía y un cariño increíble".
"Zorbas" va por su tercera función en la Caja Mágica ("con la generosidad de Ileana Brosky y Jorge Onofri", destaca Julieta) y luego vendrán las giras. Mientras tanto, Julieta, Paula y Adriana continúan ajustando detalles de la obra, atentas a los comentarios y las respuestas de los más chicos. Retroalimentando ese acuerdo tácito entre artista y público por el cual unos y otros se comprometen a creer en aquello que se muestra en escena.