CANNES, Francia, .-No está en la competencia oficial, pero Francis Ford Coppola se dio el gusto de volver a Cannes, con "Tetro", la pequeña película que filmó en la Argentina.
La expectativa con su regreso era tanta que muchos quedaron fuera de la sala donde se hizo la proyección, en la sección paralela Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes. Hubo aplausos. Pero hay quienes quedaron decepcionados. La crítica, al menos, recibió con tibieza este filme del creador de "El padrino".
En "Tetro", Coppola vuelve a uno de sus temas dilectos en una historia con sesgos de tragedia griega, la de una familia signada por la fatalidad y la traición, suerte de Atridas ítalo-argentinos.
Se habló mucho de los elementos autobiográficos de este filme, cuyo guión fue escrito por Coppola. El director eludió la cuestión con una fórmula que, por humorística, no es menos cinematográfica: "Nada de lo que ocurre en la historia es real, pero todo es verdad", dijo.
El propio Coppola explicó por qué un director de su calibre no figura en la selección oficial de Cannes, sino en una sección paralela. "El Festival me propuso una proyección de gala con alfombra roja, pero fuera de concurso. Yo quería estar en la competición. Ésta es una película independiente y, si no estaba en competición, me pareció que un espacio como la Quincena era más adecuado para ella que una gala con smoking", declaró.
"Tetro" narra el reencuentro de dos hermanos, hijos de un padre autoritario (Klaus Maria Brandauer), célebre director de orquesta que dejó Argentina para instalarse en EE.UU. El joven Bernie (Ehrenreich) busca en Buenos Aires a su hermano mayor (Vincent Gallo), que rompió todos sus lazos con la familia diez años atrás y vive allí con su compañera (Verdú).
La historia transcurre en tres niveles de narración, la acción real, filmada en blanco y negro, los recuerdos y representaciones teatrales y de danza que remiten a la historia. En estos dos últimos, el director recurre al color.
Los tres niveles van trenzando los hilos de la historia, revelando los dramas y los secretos de una familia. Una solidez narrativa rota sólo por algunas desviaciones inútiles de la trama que restan coherencia a la película. Coppola filma magistralmente su escenario, Buenos Aires. Vincent Gallo, Verdú y Ehrenreich componen un perfecto trío de intérpretes. En cambio, algunos personajes secundarios como Rodrigo de la Serna y Leticia Brédice o la española Carmen Maura carecen de solidez psicológica y a veces rozan la caricatura.