Suena extraño. Pero el libro ya es un best seller. Un sacerdote católico polaco publicó "El sexo que no conoces: para parejas casadas que aman a Dios", un texto que por los medios ya fue bautizado como el "kamasutra católico" y que da consejos teológicos -pero también muy prácticos- a los esposos que quieren darle un toque más "picante" a su vida sexual.
En el libro, el padre franciscano Ksawery Knotz intenta mejorar la relación sexual de los matrimonios creyentes, reforzando la idea de que tener buen sexo es clave para un buen matrimonio.
Knotz busca evitar que el sexo se convierta para los casados en algo aburrido, porque -dice- es algo santo, que "debería ser picante, sorprendente y estar cargado de fantasías". Knotz llega incluso a comparar el orgasmo, el "momento supremo del acto sexual, con el encuentro con Dios en el cielo".
Aunque parezca raro que un sacerdote hable de relaciones sexuales, el padre Knotz es bastante gráfico a la hora de describir la "divina unión" y se aventura en un territorio que muchos católicos consideran tabú. "Algunos, cuando escuchan hablar de la santidad de la relación sexual de los esposos, inmediatamente se imaginan que ese sexo está desprovisto de placer, juegos frívolos, fantasías o posiciones atractivas", escribe. "Piensan que debe ser triste, como una vieja canción de iglesia", agrega. "Todo acto -caricia, posición sexual- que tiene como objetivo la excitación del cónyuge está permitido y agrada a Dios. Durante el acto sexual, el matrimonio puede demostrar su amor de todas las formas posibles y brindarle al otro las caricias más deseadas", reza Knotz en su libro.
Muchos de los consejos de Knotz se pueden leer también en su página web, donde asesora a matrimonios. "Algunas parejas se sorprenden al principio", dice Knotz, aunque luego son muchas las que se deciden a poner en práctica sus enseñanzas para aclarar su vida sexual y espiritual.
Para evitar el temor a posibles represalias divinas, Knotz da luz verde y asegura que "Dios acepta completamente este sentimiento humano y permite la diversión durante el acto conyugal". "Fue el Creador en sí mismo quien hizo a los cónyuges sentir placer tanto espiritual como físico", sentencia el franciscano mientras vende ejemplares. (Agencias)