PAKISTÁN.- Aviones de combate de Pakistán bombardearon ayer presuntas posiciones de milicianos islámicos en un enclave del Talibán cercano a la capital, al continuar con una ofensiva feroz que según el gobierno provocó la muerte de 700 insurgentes.

La Organización de las Naciones Unidas afirmó que unos 360.600 refugiados han escapado de valle de Suat y de los distritos vecinos de Dir y Buner después del inicio de las operaciones militares en la región la semana pasada. Esa cifra se agrega a los cerca de medio millón de desplazados por ofensivas previas.

Eso representa un reto grave para un gobierno débil que deberá poner a prueba el apoyo público a esta ofensiva.

En otro campamento en la localidad de Mardán, al sur de la zona de combates, cientos de desplazados esperaron horas para registrarse ante las Naciones Unidas, algo que es necesario antes de recibir tiendas de campaña, alimentos y tratamiento médico.

La dura respuesta militar de Islamabad le ganó los elogios de Estados Unidos, que ha exigido el desalojo de milicianos de Al Qaeda y del Talibán de santuarios donde pueden planear ataques contra las fuerzas norteamericanas y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte en la vecina Afganistán. Existe también el temor de una desestabilización de Pakistán, una nación que cuenta con armas atómicas.

El ejército paquistaní lanzó la ofensiva luego que insurgentes en el valle de Suat se aprovecharon de un acuerdo de paz para imponer su control en otras áreas vecinas, entre ellas un tramo situado a apenas 100 kilómetros (60 millas) de la capital, Islamabad.

El ministro del Interior, Rehman Malik, dijo que 700 milicianos murieron en torno a Suat en los últimos cuatro días. (DPA)