El mendocino que durante más de veinte años violó a su hija, quien tuvo por eso siete hijos y lo denunció porque amenazaba abusar de la mayor, será indagado hoy y derivado a la Penitenciaría provincial ubicada en calle Boulogne Sur Mer de esta capital, informaron fuentes judiciales.
El fiscal Marcelo Gutiérrez del Barrio ordenó el viernes pasado la detención de hombre, de 65 años, al que imputó de "abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo en un mínimo de siete oportunidades".
Desde el viernes a la noche "El Chacal" mendocino, como lo llaman, está detenido y alojado en el área de Contraventores de la policía provincial.
Del Barrio ordenó realizar análisis de ADN para corroborar la acusación de la mujer, de 35 años, de haber sido violada desde los 8 y de haber dado a luz a siete hijos de su propio padre.
El mismo viernes, tras efectuar la denuncia, la mujer fue trasladada a otra residencia gestionada por el Tribunal de Familia para garantizar su protección y la de sus hijos.
La Justicia de Familia intervino en el caso hace unos veinte días, en el marco de investigaciones que iniciaron hace meses los legisladores mendocinos Ricardo Puga y Alejandra Naman García y el titular de la Cámara de Diputados provincial, Jorge Tanús.
Esa investigación impulsó a la víctima a vencer el temor de denunciar a su padre por las violaciones y los siete hijos que de ellas derivaron, cuyas edades van de 2 a 19 años.
El hecho se conoció hace unos ocho meses cuando el hermano de la mujer abusada, de 37 años, luego de fracasar en su intento de denunciar a su padre como violador de sus hermanas, tomó contacto con la Legislatura provincial para exponer lo que ocurría.
Desde entonces comenzaron en secreto las gestiones, que culminaron el viernes cuando la mujer abusada denunció a su progenitor, reseñó a Télam el titular de la Comisión de Derechos y Garantías, Ricardo Puga.
Al hombre lo llaman ahora "El Chacal" y lo comparan con el austríaco Josef Fritz, que también abusó durante años de su hija, a la que encerró en el sótano de su casa y tuvo con ella varios niños, con la diferencia que el mendocino no privó de la libertad para someter a las suyas.
Puga, quien entabló contacto varias veces con el hermano de la mujer abusada, tomó conocimiento que otras dos hermanas debieron abandonar la casa en Patricias Mendocinas al 3.000, en la capital provincial, porque también eran violadas ellas en el marco de un pacto de silencio de todos los integrantes del grupo familiar. Télam |