CARMEN DE PATAGONES (AV)- "Los bosques preceden a las civilizaciones, los desiertos las siguen", según el escritor francés Francois René de Chateabriand, pionero del Romanticismo. La deforestación, la sobreexplotación agropecuaria y las sequías se adueñaron de Patagones ocasionando fuertes pérdidas en la fertilidad de sus campos, su abandono y provocando la diáspora. El viento favorece la erosión y desertificación levantando nubes de polvo que llegan hasta las islas Malvinas.
Las cortinas de arena arrasan propiedades y convierten en medanales otras. Cuando las ráfagas soplan fuertemente hacen desaparecer peligrosamente -para el tránsito vehicular- a la ruta nacional N° 3 que corre como una espina dorsal sobre 1,4 millones de hectáreas. Este es del distrito más extenso de la provincia de Buenos Aires.
El fenómeno climático no es nuevo. Varios organismos como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Ministerio de Asuntos Agrarios (MAS) encabezaron estudios de alerta de las graves consecuencias. El poder político ofreció en los últimos tiempos atisbos de solución.
El monte nativo que se viene diezmando está compuesto principalmente por piquillines y chañares.
Para Cristina Winschel y Alejandro Pezzola (INTA-Ascasubi) esa mancha verdosa se utilizó -desde el punto de vista histórico y económico- como importante objeto de talas en la expansión del área agrícola y fuente de combustible.
La renta obtenida por la agricultura y ganadería "ejerce una gran presión sobre el ecosistema" provocando su reducción. Los expertos hacen una doble advertencia: en paisajes semiáridos, como el estudiado desde los mapas satelitales, la alteración de la biodiversidad con carga ganadera suele estar asociada a la pérdida de cobertura del suelo y al incremento de la erosión eólica.
Reúne la menor dotación de agua de lluvia de toda la provincia de Buenos Aires. El promedio histórico ha sido de 400 milímetros contra zonas de la Pampa Húmeda donde el régimen supera el millar. En 2008, se acopiaron apenas 200 y 50 en lo que va del año.
Este escenario lo convierte en un área con fuertes limitantes, y donde predominan vientos secos, así se manifiestan altos niveles de estrés hídrico.
Erosión eólica
Los expertos insisten en que como consecuencia del desmonte, la principal amenaza por la pérdida de vegetación es la erosión eólica (desertización y cuando los campos comienzan a volar). Insertan en los estudios un elemento polémico. Piden tener en cuenta que no son los cultivos los que degradan los suelos sino "las prácticas de manejo utilizadas por el hombre".
Las causas de estos deterioros reconocerían en la mayoría de los casos, la no utilización de tecnologías adecuadas como también la falta de conciencia conservacionistas y de una política definida en la materia.
Las altas tasas de pérdida del paisaje están asociadas al desmonte de grandes superficies, logrando de esta manera la incorporación de estas tierras para su explotación agrícola, a mediados de la década del ´70.
Winschel y Pezzola dicen haber descubierto toda una sucesión de hechos graves en el medio, como el otorgamiento de créditos para desmonte con lo cual en la representación florística fue degradada en los 27 años de estudio en 386.542 hectáreas con una tasa media de 3,7 anualmente de pérdida de biomasa.
Esto causó gran deterioro del sistema suelo produciendo un cambio negativo en texturas y nutrientes por la desaparición del horizonte fértil de aquellos suelos expuestos a la erosión eólica.
Los resultados determinaron una "aridización", y para los investigadores, en estos casos "la recuperación de la comunidad original es prácticamente imposible".
El delegado del MAS, Hugo Giorgetti, aporta una visión más crítica. "El hombre por naturaleza es bastante depredador y piensa que sembrando trigo o avena alcanzará productividad cuando se trata de una zona marginal" para esos cultivos, afirma.
En los ensayos que desarrolla en el campo experimental del MAS da cuenta que el foco de erosión resulta "indetenible" al punto que, de acuerdo a sus señalamientos, "a veces la ruta no se ve desde los campos porque la arena llega a una altura del quinto hilo, muchos caminos vecinales están clausurados por los medanales, mientras que las fotos satelitales de la NASA denuncian polvo en suspensión hasta en Malvinas".
A modo de reflexión, enunció que "tardará muchos años recuperar esto y hemos fallado porque no se ha trabajado con la gente en la implicancia de cuidar el recurso".