Si bien lograron trabajar con un laboratorio de biotecnología, no concretaron la investigación porque se consideró "muy caro y arriesgado", ya que otro laboratorio en Canadá estaba haciendo el mismo trabajo con menos recursos.
Esto los condujo al centro de hemoderivados de la Universidad Nacional de Córdoba, con métodos más accesibles económicamente, pero dijeron que la política era 100% comercial y de la misma manera les indicaron que ellos no podían financiar dicho trabajo.
"Lamentablemente hay un desconocimiento de potencial acción de la droga, porque nosotros no tenemos ningún canal impulsor que nos respalde, porque no hay referente histórico de una droga que es genuinamente de fase 0 se investiga en Argentina y que puede llegar a ser un producto de acción terapéutica muy importante como fibrinolítico. Solo tenemos el respaldo de todos estos estudios y evaluaciones, que tuvimos que hacer afuera porque aca no hay...", explicó el médico Federico Gallo.
La investigación fue sometida a una gran cantidad de pruebas desde que comenzó en la facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Comahue. Fue caracterizada, purificada, secuenciada y considerada como una nueva proteína en la Universidad de Loyola, Chicago (EEUU).
También lograron reconocimientos en el Centro de Biotecnología e Ingeniería Genética en Cuba, en la Universidad de Lovaina (Bélgica), en la facultad de Bioquímica de la Universidad de Zaragoza (España). También pasaron por el Cemebi (Centro de Estudios Químicos y Bioquímicos) de Buenos Aires, además de recibir el 1er. Premio en el XXX Congreso de Cardiología en nuestro país en el año 2004. Esto sin olvidar que tuvieron el apoyo financiero de la Fundación CAIC por cuatro años. Pero...
Entonces qué necesitan estos profesionales para que este importante trabajo pueda ser utilizado para el bien de la comunidad, nada más y nada menos que el aval de una provincia o gobierno que cumpla la función de patrocinador y generador del emprendimiento.