La comunidad de San Antonio Oeste atravesó 47 días en los que la vida política de sus dirigentes se centró, casi en exclusividad, en la fiebre por ocupar un desierto casillero, un espacio menor en la cuadrícula de cargos del Concejo Deliberante por el que pugnaron dos sectores encontrados: los justicialistas y adherentes que llegan, después de años de gestión ininterrumpida bajo el signo radical, y los que ahora son oposición y aguardan, unidos en este caso a los referentes del ARI local.
Finalmente, en esa disputa que se jugó por un puesto que no le cambiará la vida a nadie ese cargo fue ocupado por la referente oficialista, Rosario Ferrandi.
En medio de esa vana compulsa, excusándose por no parecer oportunistas los ediles del oficialismo recordaron un año después que en el seno del Concejo Deliberante dos asesores ´ad honórem´ de la Coalición Cívica venían cobrando abultados sueldos de la Legislatura sin estar adscriptos a ese cuerpo, por trabajar en la creación de un digesto de ordenanzas que no era siquiera un proyecto en los albores de 2008.
La candidata luego electa, en tanto, curiosamente se vio envuelta en una denuncia por discriminación.
En este marco, los mediatizados funcionarios pusieron en evidencia la confusión entre los límites entre lo real y lo virtual en la que viven desde hace tiempo y llevaron esa burda manera de hacer política a la sesión clave.
Mientras el presidente del Deliberante local, Daniel López, propuso "repudiar" directamente la actitud de Ferrandi, sin que exista una investigación previa, el intendente Iud presente en el acto lanzó un encendido discurso en el que "demonizó" a determinados medios que son los favoritos de las bancadas opositoras para lanzar sus dardos, dándoles una entidad tal que demostró que la política local sólo parece remitirse a contestar cuestiones surgidas de un juego mediático cada vez más pobre, en tanto confunde agravios con críticas y micrófonos con estrados dónde pueden dirimirse, exponerse, juzgarse y tildar como ´cosa juzgada´ en un mismo acto cuestiones que ya no involucran a asuntos de gobierno, sino a la honorabilidad de las personas.
Pero aunque el expediente que buscaba el repudio fue retirado y finalmente se definió el cargo en cuestión, todo sigue confundido en San Antonio Oeste, aunque del intendente Javier Iud hacia abajo en su escala de funciones, la obnubilación mayor la manifiestan los propios encargados de manejar los destinos de los ciudadanos, más preocupados por articular y desarticular los escollos de esos escenarios virtuales que día a día se les presentan mediáticamente que en ocuparse de materializar los objetivos que los llevaron a sus cargos.
La población sanantoniense no merece ediles que se toman 47 días intercalados por sólo dos sesiones para elegir un secretario legislativo y mientras tanto ocupan la cabeza en diseñar la próxima frase altisonante que repetirán las radios, ni un jefe comunal que parece más preocupado en prestar oídos a las opiniones vertidas a través de algunas emisoras que en tomar contacto directo con las problemáticas que realmente aquejan a los vecinos, y que ´se sintonizan´ recorriendo las calles del pueblo.
Banalizando las cosas de tal modo sólo se logra producir desaliento en una sociedad que ve a sus dirigentes cada vez más ajenos a sus necesidades, como si vivieran ensayando los pasos de una escandalosa música de fondo que está muy lejos de lo que la gente realmente anhela escuchar.