Una tumultuosa e inesperada presentación tuvo ayer el libro "Cuerpos Castigados. Malos tratos físicos y torturas en las cárceles federales", realizado por Procuración Penitenciaria de la Nación, en una nueva jornada de la Feria Internacional del Libro.
En lo mejor del acto, el director de Régimen Correccional del Servicio Penitenciario Federal, Julio César Cepeda, irrumpió en medio de la presentación del libro y negó las acusaciones
Cuando quedaban sólo cinco minutos de debate, Julio César Cepeda, director general de Régimen Correccional del Servicio Penitenciario Federal (SPF), pasó al frente de la sala donde se presentaba el libro de Alcira Daroqui Cuerpos castigados , que denuncia torturas y maltratos en las cárceles federales, y desmintió las acusaciones de la autora.
Frente a una mesa integrada, entre otros, por el premio nobel de la paz Adolfo Pérez Esquivel, el procurador Francisco Mugnolo y la doctora Mariana Lauro, el inspector general Cepeda aseguró: "No es verdad que el Servicio Penitenciario Federal no tenga datos confiables y propios de lo que ocurre en las cárceles federales".
En la sala Julio Cortázar de La Rural, Nora Cortiñas, madre de Plaza de Mayo, línea Fundadora, aseguró: "Estamos pidiendo visitar las cárceles federales desde octubre y hemos realizado distintas presentaciones al ministro Aníbal Fernández sin tener respuesta alguna".
El director del Régimen Correccional del SPF, que depende del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la Nación, desmintió a Cortiñas. "No es verdad que esté prohibido el ingreso a las cárceles federales de organizaciones de derechos humanos", dijo el funcionario.
Tras ser silbado y acusado de mentiroso por Cortiñas y por el titular de la Agencia Walsh, Oscar Castelnovo, Cepeda pidió que se respeten sus derechos humanos y volvió a sentarse.
Pedidos. Cortiñas sostuvo: "Creemos imprescindible que los organismos de derechos humanos estemos vinculados con la gente que está detenida para recibir de mano directa sus reclamos de maltratos".
Alcira Daroqui, responsable de la investigación, dijo que el libro "es contra la tortura y los torturadores" de las cárceles federales.