En la oposición se frotan las manos. O el MPN ha dejado de lado para siempre su incorregible costado clientelista, y en ese caso la provincia se apresta a entrar en una nueva era que beneficiará a todos, o se confirma que es una fuerza desmovilizada con tan escaso entusiasmo y capacidad de reacción que sus dirigentes ya ni siquiera se pueden poner de acuerdo para llevar a la gente a votar en una interna.

Uno de los líderes de la oposición lo explicó así: "El domingo recorrí las escuelas de San Martín, Junín, Piedra del Águila y Neuquén capital y no había ningún movimiento alrededor. Antes bajaban hasta los platos voladores para traer gente a votar y ahora no había ni una sola combi".

Desde el oficialismo las cosas se ven de una manera muy diferente. Se admite que la interna "no despertó mucho interés", pero lejos de atribuir el hecho a la desmovilización se explica que en realidad fue una elección "innecesaria", porque el triunfo de Brillo estaba cantado y no había una verdadera confrontación. Sostienen que el principal rival del ganador, el intendente de Junín Enrique "Quique" Campos, no estaba motivado para competir sino simplemente para complicarle las cosas al gobierno, al que éste le endilga falta de apoyo para remontar la crisis financiera de la comuna.

Curiosamente, donde piensan parecido a la oposición es en el entorno de Sobisch. Sostienen que la elección fue muy pobre y la movilización, raquítica. Allí el enojo con Brillo es mayúsculo. El ex gobernador quería a su antiguo jefe de Gabinete encabezando las listas para el Deliberante, según sus íntimos porque está convencido de que quien gane esa elección será el próximo intendente.

Pero Brillo pensaba lo contrario: que la función de concejal desgasta, y optó por lo que quería Sapag: otra vuelta en el Congreso. La respuesta del sobischismo no se hizo esperar: con el argumento de que la lista Celeste acumulaba muchos avales truchos, se negó a entregarle los suyos. Ahora cerca de Brillo están persuadidos de que lo que quería Sobisch era "ponerle una lápida encima para que no se le ocurra jugar en el 2011".

No advierten que esa lectura le da un poco de razón a Sobisch, ya que permite inferir que en el entorno de Brillo no sólo se hacen los rulos con la intendencia sino también con la gobernación.

En el gobierno piensan que Brillo tiene buenas posibilidades de ganar las legislativas. Afirman que está "parejo" con Quiroga y que la irrupción de las candidaturas de Podestá y Rioseco, si bien perjudica fundamentalmente al kirchnerismo, que dividido podría ver peligrar su banca, también ayuda a complicar al candidato radical.

Aseguran que Rioseco le sacará a Quiroga parte de los votos que colectaba Benítez en Cutral Co. Y que Podestá disputa parcialmente el mismo electorado que el fugaz ex funcionario de la Cancillería en Zapala.

La posibilidad de que el ganador del 28 de junio se alce con dos bancas en lugar de una es contemplada también desde la oposición. Allí piensan que el kirchnerismo tardó demasiado en elegir su candidato y descuentan que la irrupción de Podestá en alianza con Une le restará muchas posibilidades a Rioseco.

Antes de elegir a este último como candidato, la Casa Rosada le formuló un ofrecimiento a Podestá para que el Frente para la Victoria llevara una lista "espejo" de la del Frente Grande-Une. Pero el ex intendente rechazó el convite. Según él porque está cansado del maltrato del gobierno nacional. Según el kirchnerismo, Podestá se perdió una buena oportunidad de quedar plantado para gobernador en el 2011.

La gente de Quiroga, a su turno, ya se siente ganadora y no descarta la posibilidad de acumular ella las dos bancas. Para llevar adelante su plan, "Pechi" sólo necesitaba terminar de acordar con Farizano la fecha de las elecciones municipales. Lo que el ex intendente no podía permitir es que su sucesor unificara las elecciones con las nacionales. Eso -refieren sus íntimos- lo habría obligado a armar una lista radical para no verse en el aprieto de hacer antikirchnerismo y kirchnerismo a la vez.

Pero finalmente llegó el acuerdo y, aunque Farizano aún no lo anunció, se descuenta que la convocatoria será para el 2 o para el 9 de agosto. En esas condiciones se saldaron las diferencias con Quiroga, quien ahora da a entender que apoyará "a libro cerrado" las listas que Farizano elija para la municipalidad.

En el sapagismo no ven con buenos ojos lo del 2 de agosto, piensan que sería una mala pasada de los radicales, porque haría caer su interna partidaria en el último tramo de la campaña nacional.

Los que alientan a Brillo ven en las elecciones nacionales "una gran oportunidad" para dejar sentada una baza de cara al 2011. "Si encontramos la forma de motivar a nuestra gente, el partido podrá salir del complicado cuadro actual", deslizan. No pueden olvidarse de que en la última elección el partido provincial, otrora todopoderoso, perdió los principales municipios y casi pierde la provincia. "El MPN necesita una renovación que le proporcione nuevos cuadros y una metodología que aúne el trabajo de equipo con el liderazgo", apuntan.

En lo que se refiere a las elecciones de la capital, los candidatos emepenistas afloran como hongos después de la lluvia. En el sobischismo se barajan la del ex ministro de Hacienda Claudio Silvestrini y la del ex secretario de Ingresos Públicos Marcelo Raimondo, entre muchas otras más.

En el sapagismo se habla del ex titular de Trabajo Ernesto Seguel y de la integrante del Juzgado de Faltas Sandra Torres, además del veterano Luis Jalil y del dirigente barrial Hugo Righetti. Pero más allá de la danza de los nombres, en el MPN todos piensan que van a ganar.

El principal rival del partido provincial en este campo es hoy el secretario de Gobierno municipal, Mariano Mansilla. El ex abogado de ATE y dirigente de Une es la figura municipal que más ha crecido en los últimos tiempos, a despecho del propio intendente a quien a veces eclipsa. No por nada en el partido provincial lo ven con aprensión, aunque deslizan que "su techo no supera el 25%".

El gobierno está medianamente satisfecho con el parche puesto al conflicto petrolero. Con todo, piensan que la crisis de fondo se debe al bajo precio de los hidrocarburos en boca de pozo. "Sin un aumento consistente, las empresas no volverán a invertir en serio y, si eso no ocurre, no crecerán las regalías ni el trabajo", se lamentan. No obstante, no se resignan a seguir planteando el tema ante su aliado nacional.

Mientras tanto, el gobierno se alista para recibir a Cristina, que aterrizará el 18 en Chos Malal. Cerca de Sapag hicieron trascender que la presidenta hará el anuncio oficial de la construcción de Chihuido I. El 11 de junio se abrirán las ofertas para construir la presa y, al parecer, está tomada la decisión de que el gobierno nacional aporte 750 millones con créditos preferenciales financiados con los fondos de la Anses.

En el acto, Cristina anunciará también un paquete de obras para toda la provincia y en especial para la zona norte. Entre otras cosas, el nuevo puente sobre el Curri Leuvú, los accesos a Barrancas y Buta Ranquil y la reconstrucción de un tramo de la Ruta 40. Amigos son los amigos.