Lunes 04 de Mayo de 2009 Edicion impresa pag. 3 > Nacionales
"Si pierden mayoría tendrán que consensuar"
Constitucionalistas evalúan escenario poselectoral. Temen que, en minoría, los K abusen del veto.

BUENOS AIRES (ABA).- En Brasil le ocurrió a Fernando Henrique Cardoso, en México a Vicente Fox y al actual mandatario Felipe Calderón. Y en Estados Unidos es algo muy frecuente que el gobierno de turno no disponga de mayoría propia en el Congreso.

Sin embargo, en la Argentina, la presidenta Cristina Kirchner y su marido vienen agitando el fantasma de la ingobernabilidad y la desestabilización si pierden en las elecciones legislativas del 28 de junio.

Hace unos días, un dirigente agropecuario deslizó pesimista que después de las elecciones el cambio en la composición del parlamento no va a provocar un giro en la política. "Cuando no le guste un proyecto al Poder Ejecutivo lo va a vetar", consideró el titular de Coninagro, Carlos Garetto.

¿Es previsible un escenario de vetos constantes, o al menos de los proyectos de ley más importantes?. "Sería una forma de bloqueo muy desafortunada para el gobierno, la oposición insistiría y la situación se tornaría insostenible", respondió a la consulta de "Río Negro" el constitucionalista Daniel Sabsay.

Ante el mismo interrogante, el experto en la misma materia Gregorio Badeni deslizó: "En ese caso el Congreso podrá insistir con los dos tercios presentes de cada una de las Cámaras pero si no lo obtiene, y el gobierno antes vetó la norma por provenir de la oposición sería una muestra de falta de conciencia democrática: En ese caso la ingobernabilidad la generaría la presidenta que estaría violentando la voluntad popular, la cual debe ser respetada por el Poder Ejecutivo por ser un cargo que representa a todos los ciudadanos y no sólo a un sector".

 

"Meter miedo"

 

"En los sistemas presidencialistas más sólidos como el de Estados Unidos -recuerda Sabsay- la mayoría de las administraciones no tuvieron mayoría en el Congreso. Incluso, en el caso de Bill Clinton no la tuvo en ninguna de los dos Cámaras. Ello no sólo no les impidió a los mandatarios que estuvieron en esa situación gobernar, sino que, como existe una cultura hábil para lograr consensos, se consiguen decisiones mucho más sólidas".

Es decir, habituarse a conducir sin mayoría de legisladores adeptos es un ejercicio que en la tradición democrática va generando el hábito del diálogo y la negociación en el buen sentido.

Sabsay subrayó que habrá llegado la hora que en la Argentina se entienda que de ninguna manera un presidente para gobernar debe tener mayoría. Es un concepto "muy peligroso", añadió.

Tras advertir que falta poco menos de dos meses para que se realice la elección, Sabsay destacó que en la hipótesis probable que el oficialismo pierda la mayoría absoluta en diputados y quórum propio en el Senado podrá buscar acuerdos con un sector de la oposición, por ejemplo a través del Jefe de Gabinete; o podría la oposición lograr acuerdos en temas básicos a lo que el Ejecutivo tendrá que atenerse. Lo opuesto a esta última reacción pasaría por incurrir en el veto presidencial con las consecuencias enunciadas.

Tampoco en nuestro país faltaron experiencias acerca de gobernar en minoría, le pasó a Raúl Alfonsín en el Senado y en la segunda mitad en Diputados, y a Carlos Menem durante sus últimos dos años. No fue esa la causa por la que aquellas gestiones terminaron mal, sino por razones de política económica, coincidieron los expertos consultados para esta nota.

"La campaña (de los Kirchner) de que no se puede gobernar sin mayorías trata de meter miedo, es muy dañina y peligrosa, porque se está discutiendo poder y no política", aseveró Sabsay.

Para Badeni, decir que si no se tiene mayoría no se puede gobernar es una manifestación de autoritarismo de quien necesita imponer sus puntos de vista sobre los demás.

 

CLAUDIO RABINOVITCH

(Agencia Buenos Aires)

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