VIEDMA (AV)- Las delicias que produce Río Negro, tanto en chocolates, conservas, frutos de mar o licores; podrán asegurar nuevos canales de comercialización a nivel internacional. Para ello se decidió consolidar el sistema de regulación de calidad alimentaria reforzando la infraestructura disponible en el Laboratorio de Salud Ambiental.
En los próximos días se habilitará un nuevo circuito destinado a mejorar el servicio de vigilancia de la inocuidad que deben contar los productos a partir de su manipulación.
Este centro de control inició sus actividades en 1978 en el hospital Zatti en un lugar pequeño y en 1983 se trasladó a sus actuales instalaciones frente a la terminal de ómnibus. En abril de 2005 fue habilitado en forma oficial por el Ministerio de Salud de la Provincia de Río Negro, y un año más tarde logró un reconocimiento por parte del Servicio Nacional de Sanidad Animal (Senasa).
La ampliación comprende a equipamiento con tecnología analítica para PCR (biología molecular), cromatografía (HPLC) y un equipo automático destinado a detectar materia grasa, autoclave, cabina de bioseguridad. Sus investigadores -mediante el uso de alta tecnología- estarán en condiciones de realizar análisis a fin de determinar proteínas y vitaminas para cubrir la demanda generada por la industria de exportación.
La responsable técnica del centro de control, Norma Cifone, contó a que la incorporación tecnológica ayudará al monitoreo y vigilancia de contaminantes químicos en alimentos y pescados, mejorándose los controles de calidad de los alimentos que se comercializan en la provincia. Explicó que el refuerzo de infraestructura servirá para agilizar el sistema de entrega de muestras por requerimiento de las empresas que contratan esos servicios apuntando a acreditar las normas de higiene. Muchos de los controles deben realizarse en el presente enviando muestras al Instituto Nacional de Alimentación (Inal) o en el Instituto Malbrán de la capital federal.
La inversión provincial, entre los fondos internacionales y adquisiciones efectuadas con fondos propios supera los 700.000 pesos. El laboratorio cuenta con una sección de biología aplicada que comenzó a funcionar en 1983, con el objeto de dirigirlo a la detección de toxinas marinas en moluscos y bivalvos en zonas costeras. Se incorporaron posteriormente los controles comerciales a la producción de dichas especies en el golfo San Matías de la provincia de Río Negro.
Luego expandió sus servicios oficiales al sur de la provincia de Buenos Aires (San Blas), Chubut y Santa Cruz. Todos estas jurisdicciones se encuentran trabajando en la habilitación de zonas para la exportación al mercado común europeo. La incorporación de las nuevas tecnologías, a las que se agrega un aporte recién comprometido del Fondo Nacional Pesquero por 70.000 pesos en instrumental, permitirá completar estudios de otras toxinas marinas. De esta manera, se logrará la posibilidad de validar toda la comercialización y exportación regional de bivalvos; indicó Cifone.
En un trabajo conjunto con la fábrica oficial de medicamentos Prozome se está consolidando un proyecto de ampliación que supera los 1,5 millones de pesos.