A la Sra. vicegobernadora Ana Pechen.Es la primera vez que redacto una carta de lectores; me motivaron la frialdad de sus palabras y su discurso deshumanizado. Veo que en igual proporción han crecido la relevancia de los cargos que ocupa y el cinismo inteligente de sus discursos.En aquél al que me refiero –sin alterar la frecuencia de voz, como si enfrentara un detector de mentiras– trató de desalentar el paro docente falseando las cifras de adhesión y simulando, al igual que su jefe, un panorama apocalíptico que hiciera parecer descabellado el genuino reclamo docente.Por si la ciudadanía lo ha olvidado, en un reciente pasado con iguales prácticas sumió a la Universidad Nacional del Comahue en una profunda crisis de la que fuimos conscientes con el correr del tiempo, ya que al igual que en estos días usted ocultaba la magnitud de los problemas subyacentes.Espero que en el presente se haga cargo de las consecuencias de sus actos y no se evada, corriendo como un mercenario inescrupuloso detrás de tentadoras propuestas de “honor y gloria” .Le pido que reflexione y no agreda a quienes no lucran con su conciencia y con valentía soportan humillaciones e injusticias. En un año el costo de vida se ha incrementado abruptamente, todos lo sabemos; no queda nada sin ajustar excepto los salarios.Lo reconoce el gobierno nacional al devaluar el dólar en un 20% en menos de un trimestre, al crear un fondo solidario coparticipable para ayudar a las provincias y al acordar un 15,5% de incremento en los salarios docentes a nivel nacional. También lo observa el vecino al recibir las facturas de servicios, que en el mejor de los casos sólo duplican los importes a pagar respecto del año anterior, y lo aclaman los cada vez más vacíos carritos de supermercado. Esta realidad que no puede ocultarse ni con el mejor de los discursos exige un incremento en los salarios.Usted y su jefe deben entender que al asumir la responsabilidad de gobernar deben ser capaces de buscar alternativas para dar respuestas a situaciones de sentido común como el ajuste de salarios conforme al incremento del costo de vida, para que a su vez los trabajadores puedan hacer frente a sus responsabilidades; esto es tan simple de entender como para usted realizar una operación de suma o resta de números de una cifra.Debe entender que cada padre o madre debe responder a sus familias, no puede hacer caso omiso, como ustedes pretenden, al pago de servicios, alimentos, vestimenta, medicamentos, insumos escolares, transporte, alquiler, etcétera, etcétera, etcétera.Si la cadena de responsabilidades se rompe debe individualizarse al responsable, y en este caso con una descripción sumamente sencilla y posiblemente reiterativa los responsables por ineficiencia o vaya a saber por qué intereses son de fácil detección.Por todo lo enunciado, le pido que no intente confundir a la sociedad pretendiendo que se enfrente pueblo vs. pueblo, padres contra docentes; sociedad que si educara convenientemente no aceptaría argumentos falaces sobre una crisis que en Neuquén no debería existir. ¿Por qué no le enseña a la gente que para analizar la eficiencia de un Estado no deben hacerse comentarios simplistas sino comparar ingresos con cantidad de habitantes y de acuerdo con esos recursos cuál es la calidad de vida de los mismos? Tomando como base esta simple ecuación, los excesivos ingresos de la provincia del Neuquén respecto de la escasa cantidad de habitantes dan cuenta de la pésima y –lo que es peor– fraudulenta administración que realizaron y siguen realizando nuestros gobiernos provinciales.Para terminar, le ruego que aunque tozudamente nos niegue lo que nos corresponde, no destruya con deliberados aprietes la única herramienta con que contamos para defender nuestro salario; la huelga es el grito de auxilio de un padre o de una madre que deben dar respuesta a sus hijos, de un joven que sueña con progreso, de un niño que en breve dejará atrás los años más hermosos de la vida. Como a lo largo de la historia que los gobernantes prefieren no mirar, si intentan con la violencia del poder escarmentar los gritos de la huelga, éstos irán cobrando fuerza hasta lograr su cometido: sólo vivir en paz y dignamente. Fabricio Guillot DNI 23.214.134Centenario |