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"Algún día todos van a saber que yo no lo maté" | ||
Escribió un libro con su versión de la historia. Dice que no sabe si se sabrá quién cometió el crimen. | ||
NEUQUÉN (AN).- "Yo no digo que alguna vez se va a saber quién mató a Carrasco, lo que digo es que algún día va a saber todo el mundo, y eso es lo que me interesa, que yo no fui, que nunca supe nada". Ignacio Canevaro ya no es el subteniente gritón que en abril de 1994, cuando tenía 23 años, fue involucrado en el asesinato del soldado Omar Carrasco en el cuartel de Zapala. Hoy a los 38 años y tras pasar casi una década preso, está casado, tiene una hija de 3, se recibió de abogado y acaba de publicar "Atando Clavos. Carrasco, el crimen perfecto". Según lo define él mismo, en diálogo telefónico con "Río Negro", en el libro de 470 páginas que acaba se salir a la venta "no hay una revelación rutilante, pero tiene mucho impacto leer de una sola vez tantas arbitrariedades juntas". "Lo escribí con la tranquilidad de que nadie me va a poder desmentir. Y no hay ni una pizca de ficción; la realidad es suficientemente espectacular como para no ponerle ningún gancho literario, ninguna mentira". En el libro "comento todos los intereses que hubo y toda la gente que de una u otra manera colaboró para que el caso Carrasco sea un ejemplo de corrupción. Y si uno ve la cantidad y calidad de funcionarios y militares y gente involucrada, es como para desalentar a cualquiera", dijo en la conversación. Sin embargo, Canevaro dice que "el caso ya está esclarecido, como dice el médico Alberto Brailovsky", autor de una serie de pericias según las cuales el soldado habría muerto dos días después de la fecha oficial (6 de marzo de 1994) y producto de una mala atención clandestina en el hospital militar de Zapala. "El informe de Brailovsky, a quien conocí la semana pasada en la presentación de libro, es contundente, en gran parte está transcripto en el libro. Lo que pasa es que no lo quieren escuchar", afirma el ex subteniente. En 1994, al poco tiempo de ser detenido, Canevaro empezó a consignar datos, fechas, lugares, nombres. "Eran cosas que me podían servir para defenderme. Algunos me decían que escribiera un libro pero no tenía esa idea", relata. No dejó de escribir hasta enero de este año. Su trabajo principal fue cotejar lo que habían publicado los diarios con lo que él había vivido. "Para mi sorpresa estaba muy bien reflejado en la prensa el acontecimiento en sí, pero el tratamiento que le daban los diarios era distinto. Lo que quise hacer fue mi relato de lo que viví, dar mi versión sobre lo que los diarios decían". Canevaro recuerda que tuvo dos condenas, la primera de ellas por parte de la justicia militar. "Cuando se formó el Consejo de Guerra me pareció demasiado, empecé a darme cuenta de que ahí había algún manejo. Un Consejo de Guerra movilizándose de la capital federal a Neuquén, convocando a todos los medios de prensa? eso tenía que significar algo. Y era presentar en sociedad a los que el Ejército quería inculpar". "Y antes del juicio oral, el diario ´Río Negro´ hizo esa célebre nota: ´Crónica de una sentencia anunciada´, fue una cosa bastante difícil de digerir porque era el mismo andamiaje del consejo de guerra. Yo decía ¿cómo van a hacer semejante movida y después me van a declarar inocente? Esto también va a terminar mal. Aunque nunca entendí cómo lo iban a hacer, porque si bien tenían todo el poder para torcer los argumentos, era bastante difícil. Pero yo sabía que me iban a conde-nar". | ||
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