Domingo 03 de Mayo de 2009 Edicion impresa pag. 16 > Municipales
Luisa

No conozco a Luisa. Sólo escuché su voz en la línea telefónica. Un timbre cuarteado de años, casi suplicante por momentos, pero de una firmeza sorprendente. Y hay otros temas en la semana de San Martín de los Andes como para desandar desde esta columna... Que las internas y candidaturas; que los mapuches ya redoblan tambores de invierno con reclamos sobre Chapelco; que entre los empresarios crece la alarma sobre los efectos de la crisis... ¿Entonces, por qué Luisa?

Merece mi respeto un adulto mayor (sospecho que Luisa peina más de 70), que durante largas jornadas y en soledad se planta en la puerta de un supermercado a reunir firmas por una causa que cree noble, mientras otros por lo bajo la tildan de quimera. Ya no importa si logró 4.500 adhesiones para su "hogar de ancianos y hogar de día para adultos mayores sin medios económicos en San Martín de los Andes". Importa la batalla que decidió dar, cuando otros, que no alcanzan la mitad de su edad, ya perdieron todo empeño.

El otro día hablaba con un docente indignado con otros docentes. Me decía de la cantidad de licencias que hay en la actividad. Muchas, desde luego, son producto de legítimas dolencias. Pero otras son pura costumbre de evitar el trabajo y la fatiga, cobrando el sueldo. Como nadie controla... En otra jornada de encuentro casual y peluqueril, hablaba con un funcionario de oficina pública, que se lamentaba del trabajo que queda sin hacer cuando, en contraste, no decae el pago de horas extras. "O me falta gente o me sobra trabajo o más de uno que dice que trabaja, no trabaja tanto", me decía.

Desde luego, también me acuerdo de muchos que se dicen políticos y ganan una banca para trabajar de levantamanos, mientras otros son los que realmente se desloman en las comisiones. En rigor, eso no sucede tanto en la escala de ciudades como San Martín, donde los miembros del parlamento se cuentan con los dedos. Pero vaya el lector a buscar el libro de sesiones de una Legislatura provincial o del mismísimo Congreso, y luego compare las intervenciones con la cantidad de parlamentarios. Verá que hay muchos legisladores eternamente mudos, cuando no casi siempre ausentes. Y no me olvido de los que laboramos en la actividad privada. Fíjese el lector en aquellos empleados de caracúlico semblante permanente. Desde luego, en todos pesan las tribulaciones de la vida y del mango que no alcanza, pero muchos ya no quieren hacer lo que hacen pero no pueden, no quieren o no se animan a dejar de hacerlo. Y se crispan.

Luisa decidió, por iniciativa propia y casi cervantina, luchar por un hogar para ancianos pobres. Es trabajo de día completo y sin paga extra. ¿Pero realmente se necesita una institución como esa aquí? Quizá sí, no lo sé y no es motivo de análisis en esta nota.

Lo que sí sé es que hay razones históricas, sociales, políticas para estar como estamos. Lo que sí sé es que esta ciudad, esta provincia, este país, necesitan resolver muchos complejos y contradictorios asuntos. Y no nos vendría nada mal una multiplicación de luisas.

Postdata: "Luisa" es Luisa Rossignolo, y si usted quiere acompañarla en su campaña por un hogar de ancianos, puede enviarle un correo a luisarossignolocruz@hotmail.com

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