El Real Madrid venía envalentonado por una asombrosa racha de 52 puntos ganados sobre 54 posibles, y si había un ocasión en la que el Barcelona podía tropezar, ése día era ayer. Un triunfo blanco pondría la Liga española al rojo vivo a sólo cuatro días del choque en el que el Barça se juega ante el Chelsea el pase a la final de la Liga de Campeones.

Pero nada de eso pasó. Con Lionel Messi en una actuación memorable, el líder de la liga vapuleó al Madrid en su propia casa y lo goleó 6-2.

La "Pulga" borró las dudas sobre su fortaleza mental de cara a los grandes momentos. Marcó su primer gol en el Bernabéu, sumó otro para acumular 23 en la Liga y está lanzado hacia un mes de mayo en el que los sueños más locos son posibles: inminentes campeones de Liga (suman 85 puntos sobre 78 del Real con cuatro fechas para el final), por qué no de la Copa del Rey ante el Athletic de Bilbao el 13 de mayo y, si todo sigue funcionando, de la Liga de Campeones si llegan a la final del 27. Un triplete que sería inédito en la historia bluagrana.

El Real Madrid se adelantó en el minuto 14 gracias a un cabezazo del "Pipita" Higuaín, pero Thierry Henry, Carlos Puyol y Lionel Messi (en ese orden), dieron la vuelta al marcador ya en el primer tiempo. Sergio Ramos acortó apenas comenzada la reanudación, pero de inmediato Henry volvió a poner distancia. Luego otra vez Messi y Gerard Piqué, sellaron la goleada.

La apoteósis era azulgrana, la depresión, bien blanca. Jamás el Barça le había metido seis al Madrid en el Bernabéu. Del "¡Higuaín!" que había gritado todo el estadio ante un 1-0, se pasó al aplauso de miles de hinchas blancos. Vencidos y humillados, sí, pero inevitablemente rendidos de admiración ante el fútbol total que el Barça tanto le debe a Messi.