Viedma (AV)- A 12 años de prisión fue condenado un hombre de 33 años de esta capital por abusar sexualmente de su propia hija, desde que la chiquita tenía ocho años hasta que alcanzó los 12. "Abusó de su hija sin importarle siquiera las lágrimas de la víctima ni las consecuencias que el delito causaba en ella, principalmente los problemas de conducta. Por el contrario, ante esas manifestaciones de la menor, él era el encargado de retarla", fijó el fallo dictado por los jueces Pablo Estrabou, Francisco Cerdera y Jorge Bustamante.
El Tribunal compartió lo señalado en el juicio por la asesora de menores Patricia Arias en relación a que el abuso sexual causó en la niña un daño "inconmensurable". Además destacó el perdón de la niña a su padre, manifestado en una carta escrita por ella.
Los jueces también valoraron que "la niña fue abusada por una persona que ella quería y quiere, porque es su padre, sumado a la diferencia de edad".
En la resolución se puntualizó también que el abuso sexual requiere de una cierta dinámica familiar para poder consumarlo. "Se daban las condiciones en el círculo familiar de esta niña: su rebeldía con su madre, a quien le reprochaba haberla dejado sola con su padre el día que (su mamá) fue al trueque, momento en que comenzaron los abusos del imputado sobre su hija. La madre es la persona que supuestamente debía brindarle la protección, sintiéndose la niña traicionada por ella al haberla dejado sola en aquella oportunidad que fue el comienzo del padecimiento".
También se destacó que la niña le tenía "miedo a su padre", logrando él un fuerte dominio sobre ella. "Este reiterado hecho contribuía al distanciamiento madre - hija, con el cual se beneficiaba el imputado para su accionar delictivo", señaló el fallo. Allí también se estableció que un video cristiano que enseñaba que esas conductas no eran correctas y que debían ser denunciadas y contadas "despertó a la niña" que luego de verlo reiteradamente le dijo en secreto a su abuela que "eso del video" le hacía su papá.
El Tribunal subrayó además que en el juicio nadie, ni siquiera el imputado, desmintió los dichos de la menor y que los abusos fueron perpetrados en la vivienda familiar y luego en la casa de su abuela paterna, donde se fue a vivir el sueto al separarse de su mujer. La criatura declaró bajo la modalidad de la cámara Gesell, donde manifestó preocupación en relación a que pudiera ocurrirle lo mismo a la hija de la actual novia de su papá.