Las internas en el gobierno son tan públicas a esta altura de la gestión que hasta el propio gobernador las plantea como un problema a solucionar ante más de 400 personas. El jueves último, en una reunión con toda la planta política, Jorge Sapag convocó a terminar con "el internismo" y con la crítica que "no construye".
Antes de hablar con la tropa, a la que también le pidió lealtad, Sapag se había reunido en privado con ministros, secretarios, subsecretarios y presidentes de entes autárquicos. Al término del encuentro se difundió una versión lavada de lo que allí se dijo. Se informó que Sapag convocó a sus ministros a ser más ejecutivos y a trabajar con anticipación a los problemas.
En el transcurso de la reunión hubo otras sugerencias, como atender a la gente para atenuar el impacto de dos meses que serán "complicados" por las internas del Movimiento Popular Neuquino (MPN) y las de diputados nacionales.
Sapag convocó a trabajar con espíritu de cuerpo, se molestó porque algunos funcionarios se comunican con periodistas antes de plantear los temas internamente y criticó la lentitud y la falta de ejecutividad. También habló de la interna del MPN y agradeció a los que desistieron de seguir en carrera porque "apostaron a la unidad". El gobernador reiteró su apoyo a José Brillo y explicó que se reunió con Jorge Sobisch para evitar una "interna despiadada".
Ahora se sabe que la estrategia finalmente no funcionó porque el próximo domingo el partido irá a las urnas para elegir a su candidato a diputado nacional. Enrique Campos, el principal competidor de Brillo, es un hombre del sobischismo.
El gobernador también planteó la necesidad de reformar la carta orgánica del MPN para que, en ocasiones extraordinarias como la actual, generada a partir de una inesperada anticipación del calendario electoral, sea la convención la que defina las candidaturas.
En este debate donde está en juego la cohesión, aparece un dato que no es irrelevante: la interna que tanto le preocupa a Sapag también se alimenta desde el núcleo más cercano, reconoció esta semana una fuente oficial.
Sapag llegó al gobierno con un modelo de gestión abierto, o al menos así lo definió él. Bajo ese concepto, el gobernador les dio a sus colaboradores amplias facultades para tomar decisiones a la hora de resolver problemas. Algunos entendieron el mensaje y otros, después de un año y cuatro meses de gestión, aún no pueden adaptarse a un modelo de jefatura horizontal y menos intervencionista.
"El modelo de mando autoritario de Jorge Sobisch sigue pesando en el historial de este edificio", dijo una fuente que tiene su oficina en la Gobernación.
El ministro de Gobierno, Educación y Cultura, Jorge Tobares, debe ser el funcionario que mejor interpretó la nueva consigna, pero es el que más críticas recibe en el contexto de ese "internismo" al que aludió Sapag en su arenga ante el personal que integra la numerosa planta política.
"Desde que comenzaron las negociaciones para solucionar diversos conflictos el año pasado ya se pusieron más de 500 millones de pesos. Se hizo un esfuerzo para tener tranquilidad social. ¿Y qué se logró?". La frase la pronunció esta semana un alto funcionario del gobierno y apunta directamente a la cartera de Tobares, el ministro que, como los bomberos, apaga incendios sociales con dinero del presupuesto. El ministro estuvo en la mira luego del acuerdo que firmó con el gremio de los docentes. Dentro del gobierno, algunos interpretaron que Tobares cedió demasiado y no obtuvo compromisos claros de la dirigencia sobre la forma en que los alumnos recuperarán los días de clase perdidos, un tema que se volverá a discutir esta semana en la Legislatura.
La otra objeción que aparece en este clima de "internismo" es el discurso de la crisis. Y aquí le apuntan directamente al gobernador. Sapag dice que no hay dinero para otorgar aumentos salariales, que las finanzas están en rojo, pero finalmente siempre surge una nueva oferta que supera a la anterior.
"La sensación es que el gobierno está perdiendo todas las pulseadas que se presentan y, lo que es peor, muchos ya no creen que las cuentas estén en rojo, cuando sí lo están", se sinceró una fuente del gobierno.
Los amigos del poder
En tiempos de ajuste, se reactivó un debate que tiene que ver con la responsabilidad en el uso de los fondos públicos. Lo reavivó la noticia sobre la venta parcial de la bodega insignia de San Patricio del Chañar, construida, ésa y las demás, con préstamos del Estado que fueron otorgados a un puñado de empresarios que tuvieron directa relación con el ex gobernador Sobisch.
El proyecto del polo vitivinícola nació con una propuesta de instalación de viñedos y bodegas llave en mano, construidas con créditos que eran ultralivianos en su origen. Las deudas finalmente fueron pesificadas en el 2002 y refinanciadas con mayores facilidades a las ya concedidas originalmente en el 2006.
Una auditoría del Tribunal de Cuentas en el Instituto Autárquico de Desarrollo Productivo (Iadep) colocó otra vez en el ojo de la tormenta a esta operación que acumulaba deudas, al 2007, del orden de los 400 millones de pesos, una cifra equivalente a la mitad de lo que se va a refinanciar esta semana de la deuda pública provincial.
Las garantías, las facilidades de los préstamos y otros conceptos que ahora figuran en el informe condenatorio del Tribunal fueron temas de debate antes de cerrarse la operación de los créditos. En su momento Sobisch pasó por alto todas las críticas y hasta usó frases provocativas, vinculando la ayuda del Estado con los empresarios amigos del poder.
Desde la oposición, en la Legislatura ahora hay intenciones de conformar una comisión investigadora para determinar las responsabilidades en la asignación de estos fondos y se anunció la presentación de una nueva denuncia en la Justicia a partir de los resultados de esta auditoría.
Por supuesto que iniciativas de estas características pueden prosperar si los diputados del MPN están dispuestos a indagar en el pasado reciente.
Sin embargo, el gobernador Sapag ya marcó territorio. Con una declaración que hizo a este diario saludó la venta parcial de Bodega del Fin del Mundo. Además tiene entre sus ministros a Leandro Bertoya, ex intendente de San Patricio del Chañar y uno de los motores de ese proyecto que lleva el sello del sobischismo.
La de Sapag es una señal lo suficientemente clara como para comprender que será difícil clavar el bisturí.
GERARDO BILARDO
gbilardo@rionegro.com.ar