Santander. Iñigo de la Serna. Manuel Mariño. Una ciudad española y dos hombres. Así, poco y nada dicen. Allí y ellos apiñaron la agenda del gobernador Miguel Saiz en los últimos ocho días.
Santander es un importante puerto en el Cantábrico y fue sede del simposio "Construir una cultura para el desarrollo sustentable".
La capital de Cantabria equivale a un tercio de la población (184.000 habitantes) y su Estado concentra casi un cuarto del presupuesto (208 millones de euros) de Río Negro.
Iñigo de la Serna es su alcalde. Este ayuntamiento congrega una tradicional universidad.
Mantiene procesos interesantes: controles con cámaras en las calles y la instrumentación del transporte compartido en vehículo particular.
El simposio tenía un claro objetivo: la candidatura de Santander como capital europea de la Cultura 2016. Los diarios locales poco reflejaron de la presencia rionegrina. Sólo escuetamente destacaron que Río Negro y Buenos Aires apoyan esa postulación.
Mariño es técnico del Banco Mundial. "Hay pocos sitios que puedan dar una credibilidad administrativa e institucional como Río Negro".
Completó que esa entidad puede "dar fe de su seriedad". Habló en la ceremonia de firma del protocolo de colaboración entre Saiz y Santander.
Mariño se ocupa del Programa de Inundaciones y Drenaje Urbano del BM.
Realidades, protagonistas y dichos de otra dimensión. Allá estuvo Saiz, con un periplo europeo relajado.
Siempre es reparador conocer otros contextos y actores, pero las similitudes y prioridades de Santander y de Río Negro poco tienen que ver. El apoyo de Buenos Aires a Santander lo asumió Ethel Teselman, la directora ejecutiva de la Unidad de Coordinación con organismos multilaterales. Por Río Negro concurrió el gobernador. También viajaron el ministro Pablo Verani y Oscar Gómez y Roberto Pagano de la Unidad de Financiamiento Internacional.
El objetivo -según la información oficial-: "desarrollo sustentable urbano" y Río Negro promocionó aportes a Santander en el "campo de la planificación estratégica". Un plan demasiado vanidoso. En todo caso, ¿no correspondía la participación de la Secretaría de Planificación? Ahí nadie sabía nada de la comitiva. Otra vez, sorprende la adaptabilidad temática de Gómez, con abordajes en los programas productivos hasta los sociales, pasando por los educativos y de medio ambiente.
Parece profano quedarse en esas motivaciones. No emergen otras razones. Las únicas dos gacetillas gubernamentales forzaron y destacaron el protocolo de colaboración técnica entre Río Negro y Santander. Abundan en vaguedades. Quienes defienden esa misión aseguran que se trabajó en el proyecto de inversión para el puerto de San Antonio. Sería piadoso hallar una estimulación pública.
Qué ambiente militaba en Río Negro. El BID está preocupado por la dilación en la ejecución del programa de Jornadas Extendidas de Educación. En junio, el banco aprobó el préstamo por 58,5 millones de dólares y en julio lo ratificó la Legislatura. Las licitaciones de obras se anunciaron para octubre. No fue posible. Los avales nacionales se demoraron. El BID otorgó una inicial prorroga para el desembolso de los 14 millones de dólares del primer año.
Sigue la demora para comenzar con una veintena de obras para nuevas escuelas o ampliaciones. El banco se preocupa porque tendría que otorgar otro aplazamiento. El motivo: hay diferencias en el gobierno de Saiz para la ejecución. La Unidad Ejecutora reflotó su intención de manejar ese proceso y Saiz ya habría revisado su pensamiento inicial, desplazando a Obras Públicas de esa misión, con lo cual Gómez retendría ese provechoso cometido.
Los proyectos con financiamientos externos se dilatan. Frente a las complejidades, el IPPV posterga la licitación para construir 1.200 viviendas con fondos nacionales y la caída de los recursos hace estragos los planes propios de obras públicas.
Este desguace se exhibe con la reformulación presupuestaria que el gobernador elevó hace dos semanas a la Legislatura.
Tal modificación fue retirada del tratamiento legislativo del jueves.
Existió poca defensa oficial. Nadie se animó a defenderlo. La excusa fue la búsqueda de más elementos técnicos. Verani no estaba y el resto del Ejecutivo poco hizo para sostenerlo. Por el contrario, algunos miembros del gabinete se anoticiaron de la reducción de partidas en sus carteras y actuaron en contra. Otra vez, las miradas sospechosas recaen en Hacienda. Sorprende, pues esa iniciativa llevó la rúbrica de Saiz y su gabinete. La discusión interior pronostica poca vida al proyecto y otro escollo se generará con el planteo presupuesto del STJ, que el miércoles se reunirá con Saiz. Ya le prometió al presidente del STJ, Luis Lutz, que modificará el decreto que unifica las cuentas del Estado provincial.
Se excluirá a la Justicia. Otra norma para corregir. ¿Nadie sabe qué firma?
Ministros que se sorprenden con recortes que proponen, legisladores opositores asombrados porque su rúbrica colabora con un objetivo del oficialismo.
Nunca la mayoría radical permitió un juicio político. No fue diferente con el promovido al ministro Alfredo Pega por los alimentos preelaborados. El bloque del gobierno -sin inmutarse- lo remitió al archivo. Lo favoreció un documento firmado por el legislador Luis Bonardo del Frente Grande. Se lo engañó en su "buena fe", dice, porque firmó sin saber qué era. En medio siglo, el oficialismo utilizó maliciosas e irregulares armas para la conservación del poder. Pero la oposición aportó lo suyo. Bonardo allí se distrajo, pero es un vigilante y directo negociador en el convenio prestacional que su instituto de Choele Choel (IMEPA) tiene con el Ipross. Atento, pero liviano de culpas.
Falta inocencia. Esta semana, Río Negro concluirá el diseño para la simulada recuperación de los días. Educación no podrá garantizar las 180 jornadas, pero quiere salir -finalmente- del conflicto. Aceptará la propuesta de la Unter, que no tendrá sábados y ofrecerá una extensión horaria, que será de 15 minutos o media hora diaria a partir de agosto.
La veracidad por sobre todo. Un logro sería que el ciclo escolar recuperara la mitad de los días perdidos si se incorpora una semana del receso, la extensión de las clases en diciembre y la eliminación de las jornadas de capacitación de institucionales. El quebranto escolar del año es innegable.
Saiz volvió. Trae aquella experiencia europea. Ahora está a la búsqueda de la existencia provincial, con sus anhelos y contrariedades.
ADRIÁN PECOLLO
adrianpecollo@rionegro.com.ar