Jueves 30 de Abril de 2009 Edicion impresa pag. 42 > Deportes
¿Final para el ciclo de los históricos?

La Bombonera no temblará hoy, porque las cuentas -el Táchira venezolano debería ganar tres a cero- hacen virtualmente imposible que ello ocurra, por más que siga faltando Juan Román Riquelme y que las discusiones por la continuidad de Carlos Ischia hayan arrastrado al hasta hace poco intocable Carlos Bianchi.

Pero igualmente la sensación es clara: el gran ciclo del Boca que casi todos los años ganaba algo, parece estar llegando a su fin, ante todo por la edad de sus últimos nombres más históricos (Abbondanzieri, Ibarra y Palermo), que hacen aparecer a Riquelme como si fuera un pibe, que no lo es.

Boca demoró el recambio por razones lógicas. Se hace siempre difícil decirle que no va más a una generación de jugadores que dieron todo al club. Más aún cuando el DT, Ischia, estuvo ligado a todos esos éxitos, que también se concretaron en medio de peleas, pero disimuladas por los triunfos, como sólo se admitió años después.

El presidente Jorge Ameal debió salir ayer al cruce de los rumores y garantizó que Ischia seguirá en el cargo, pero está claro que sólo la conquista de la Libertadores -ni siquiera la final- le permitirá seguir después de junio. Toda una paradoja de los nuevos tiempos: entre los nombres de la sucesión se deslizó el del "Patrón" Bermúdez, pilar de los viejos éxitos y de poca experiencia como DT, pero, más aún, durísimo crítico de Mauricio Macri, a quien denunció por supuestas maniobras irregulares en la compra y venta de futbolistas.

La crisis se precipitó porque, finalmente, los pibes no pudieron sostener el ocaso de los veteranos. Acaso porque todavía son muy pibes, o tal vez porque sean sólo proyectos que luego no se concretan a la hora de la verdad, o lo hacen en otros clubes más pequeños, porque Boca es un trampolín a la fama, pero también, si se pierde, un boleto al infierno.

Bien lo puede contar River, que precisa del Clausura como nunca, para tapar el fiasco en una Libertadores que, con los fracasos también de San Lorenzo y Lanús, desnudó como pocas veces el momento difícil que atraviesa el fútbol argentino. Lo percibe el propio Diego Maradona, consciente de lo difícil que resulta formar una selección con jugadores del medio local, por mucho que sus nombres sean inflados por la prensa.

Siempre en estos últimos años la crisis de los clubes fue disimulada a nivel internacional por los éxitos de Boca. Tal vez haya que ir preparándose. Porque ni siquiera este Boca es hoy sinónimo de garantía.

Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí