El ex jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, intentó justificarse ayer por el papelón que protagonizó la semana pasada, cuando se descubrió que, en un programa televisivo que lo llevó a pasear por la calle para verificar su recibimiento público, varias de las personas que lo abordaron efusivamente para alentarlo lo hacían por órdenes de sus asesores.

La sospecha se comprobó cuando el legislador se alejó para hacer una llamada telefónica y el micrófono del canal se mantuvo abierto, por lo que pudo escuchárselo decir: "No manden más gente que se están dando cuenta".

Tras el papelón, Ibarra confesó ayer que las personas que lo saludaban frente a las cámaras de televisión eran militantes suyos, a quienes describió como gente "comprometida, que trabaja hace años, militantes", pero que "fueron más papistas que el Papa y hasta con un aire ciertamente cholulo, en el buen sentido". (DyN)