River dejó de ser River hace varios años. Boca no se parece en nada a la versión contemporánea del mejor Boca. Así andan los dos clubes más grandes del país, transfigurados, irreconocibles.
Está claro que Boca vive en el paraíso comparado con un River que se incendia semana a semana y que casi con seguridad -más allá del pronóstico futurista- pasará a la segunda ronda de la Libertadores. Pero las palabras de Ischia, con las venas inflamadas, evidencian preocupación. "Tienen ganas de que Boca salga último, eh... Si lo dicen desde hace tres fechas... Pero no. Boca va a terminar tranquilamente arriba de la mitad de la tabla" , se enojó el domingo ante el periodismo.
A pesar de la chicana disparada hacia Núñez, el calvo DT sabe que verá la puerta de salida si no logra algún título. Sin ir más lejos, su antecesor Miguel Russo tuvo que dejar el puesto aún siendo el comandante de un equipo que, liderado adentro de la cancha por JR Riquelme, se alzó con el último título continental, el del 2007.
Boca hace cinco partidos que no suma de a tres en el torneo doméstico, Vélez le sacó más de la mitad de los puntos de diferencia (25 a 12) y si Argentinos hubiese cerrado bien el partido ante Independiente, estaría hoy a dos unidades del último.
"Yo me voy preocupado cuando perdemos, pero más cuando jugamos mal, como lo hicimos ante Central", explicó Ischia, quien se sabe en deuda por no encontrar una identidad de juego. El entrenador reconoce que la ofensiva de su equipo pierde el norte cuando está ausente Juan Román Riquelme, que carece de sustitutos para la dupla de recuperación Vargas-Battaglia y que sufre por los bajos rendimientos de históricos como Ibarra y Abbondanzieri. Algo que no se entiende: que frente a los "canayas", que penan por no descender, mande a la cancha cinco defensores y ningún volante de creación. Claramente viajó hasta Rosario para no perder.
Y más allá de que es cómodo líder y que lo del Táchira parece un trámite, en el torneo continental es efectivo, pero su nivel futbolístico tampoco convence.
En River sólo se escuchan insultos y lamentos. El triunfo ante Gimnasia de Jujuy apenas será un analgésico, nada más que eso. A seis puntos de Vélez, el "Millonario" deberá encenderle velas a un Gallardo que está para jugar un tiempo, algo muy similar a la versión del "Burrito" Ortega que llevó a ganar el Clausura ´08.
¿Debió sorprender la eliminación copera de River? No es algo nuevo en estos últimos años, aunque esta vez haya sido ante pobres rivales como San Martín de Porres y Nacional de Paraguay. Del 2007 a esta parte, el "Millo" se quedó afuera de la Libertadores ´07 en primera ronda y ese mismo año fue eliminado por Arsenal de la Sudamericana; un año después, San Lorenzo lo dejó nocaut con 9 jugadores y en el Monumental, y en la Sudamericana Chivas terminó con sus ilusiones en cuartos de final y con la era Simeone, que pasó de primero a último en un puñado de meses.
El estilo River entró en decadencia hace algunos años, pero siempre dentro de la gestión de José María Aguilar. En estos últimos años el hincha comenzó a ver desdibujada esa estirpe que hizo inconfundible al equipo en América Latina. Ventas irregulares, malas y desorbitadas compras, caprichos políticos y descalabro económico, los argumentos de una historia que vive su peor época, y que tiene final incierto.