BUENOS AIRES.- El juicio al ex comandante de Campo de Mayo durante la dictadura, Santiago Omar Riveros se inició ayer en el partido bonaerense de San Martín con la novedad de que el principal acusado y otros dos ex jefes militares están encarcelados en una prisión común.
Riveros, de 86 años, perdió el beneficio de la prisión preventiva domiciliaria y ahora comparte el pabellón de condenados y procesados por delitos contra la humanidad con el dictador Jorge Videla, los dos más ancianos en la prisión federal de Marcos Paz.
También perdieron el arresto en su casa otros dos ex generales enjuiciados, Fernando Exequiel Verplaetsen (83), ex jefe de Inteligencia del Comando de Institutos Militares con jurisdicción en Campo de Mayo y ex jefe de la Policía Bonaerense, y Osvaldo García (78), ex jefe de la Escuela de Infantería de Campo de Mayo.
La noticia se conoció ayer en la audiencia inaugural del juicio por el asesinato del adolescente Floreal Avellaneda, pero los tres ex jerarcas castrenses ya están en Marcos Paz desde el miércoles pasado, por orden del tribunal que los procesa.
Los jueces Lucila Larrandart, Marta Milloc y Héctor Sagretti abrieron el debate, el primero que tiene lugar en la llamada "megacausa Primer Cuerpo" a ex comandantes de la mayor base militar del país, Campo de Mayo, donde funcionaron tres centros clandestinos de detención durante la represión ilegal.
La defensa oficial de los ex generales hizo un planteo al tribunal porque aquellos "fueron levantados a las dos de la mañana" para ser trasladados a San Martín y, a su entender, ello atenta "contra su avanzada edad y estado de salud", lo cual despertó risas en el público.
Riveros, Verplaetsen y García están acusados como "coautores mediatos" del secuestro, torturas y homicidio de Avellaneda, un militante de la Federación Juvenil Comunista (FJC) de Avellaneda de 15 años, y el secuestro y torturas sufridas por su madre, Iris Etelvina Pereyra de Avellaneda, ambos capturados en la casa familiar el 15 de mayo de 1976.
Los otros tres ex uniformados sentados en el banquillo, acusados como "coautores materiales", son el ex capitán César Amadeo Fragni (75), el ex teniente primero Raúl Harsich (62) -ambos estaban en la Escuela de Infantería de Campo de Mayo-, y el ex oficial de la Policía Bonaerense Alberto Aneto (75).
A Floreal y su madre los capturó una patota de militares, algunos con pelucas y otros con capuchas, que allanaron la casa familiar, en Sargento Cabral 2845 de Munro, en busca del jefe de familia, Floreal Avellaneda, militante comunista y delegado en la fábrica metalúrgica Tensa, que logró huir por los techos.
A la madre y al hijo los trasladaron a la comisaría de Villa Martelli donde recibieron tormentos con picana eléctrica, submarino seco -ahogamiento con una bolsa de nailon en la cabeza- y golpes, según la acusación fiscal. "Mamá, decile a estos señores que no sabemos dónde está papá", fueron las últimas palabras de su hijo, entre los alaridos de dolor en la mesa de torturas, que Iris alcanzó a escuchar.
A la semana, a ella la trasladaron al centro clandestino de detención "El Campito", en Campo de Mayo. Allí sufrió más torturas y un día la llevaron a un paredón de fusilamiento: "Pedí tres deseos porque sos boleta", escuchó que le decía una voz conocida, la de "Rolo" o Aneto, ya familiar porque había estado presente en el allanamiento a su casa.
Iris pidió saber dónde estaba su hijo y "Rolo" o Aneto le contestó: "Ya lo matamos", según testimonió en la instrucción la mujer, que fue dos años más prisionera política en la cárcel de mujeres de Olmos. Fragni y Harsich firmaban la orden de traslado de Campo de Mayo a ese penal, según la investigación. En cambio, al chico lo torturaron hasta la muerte -incluyendo el empalamiento- y arrojaron su cuerpo al Río de La Plata. Su cadáver apareció un mes más tarde en las costas uruguayas a la altura de Montevideo. (DyN/Télam)