La Argentina marcha hacia el bicentenario transitando uno de los momentos históricos más delicados. Los reiterados fracasos, de los distintos gobiernos, llevaron a la nación a una situación terminal y todos ellos cuentan con una matriz común: la corrupción.
En oportunidad del primer centenario, el entonces canciller francés George Clemençau visitó la Argentina para los festejos de aquella conmemoración. Luego de haber recorrido varios lugares del país y haber mantenido reuniones con distintas personalidades de aquellos días, dejó su semblanza sobre este bendito país.
Con una fina ironía y ante un auditorio incrédulo y absorto que ni imaginaba los días por venir, Clemençau definió con una precisión sorprendente cuál sería la causa de la tragedia argentina como país y sociedad. "La Argentina crece gracias a que sus políticos y gobernantes dejan de robar cuando duermen".
¿Cómo explicar que un país que a comienzos de siglo era una de las diez principales naciones del orbe llega, una centuria después, con un tercio de su población envuelta en pobreza, miseria, con epidemias, crimen por doquier y aislada de los principales centros de progreso mundial? La corrupción y el corporativismo regente que forman parte de la cultura política vernácula son los responsables de tamaña tragedia.
Lejos de combatírselas, las autoridades hacen gala de estas conductas y la Argentina vuelve a estar en el centro de las críticas mundiales. Las cuestionables estadísticas oficiales son producto de esa cultura política que está llevando al país a una situación insostenible. No sólo se perjudica a los acreedores sino a la sociedad toda.
Contrariamente a la bandera reformista que viene enarbolando la administración Kirchner, la nueva política que aprobará el FMI para su relación crediticia con los países miembros está lejos de las apetencias de la Casa Rosada.
Mientras el gobierno argentino cree poder obtener inmediatamente unos 2.500 millones de dólares de recursos del FMI, por aumento del capital social, el acceso a esos fondos está lleno de condicionalidades y sujeto a estrictos compromisos que deberán cumplir los países miembros. En otros términos, las exigencias no sólo son las mismas que durante el Consenso de Washington sino aun más severas. Si alguien en la Casa Rosada creyó que se podía obtener dinero del FMI y eludir las auditorías o los controles del organismo, pecó de optimismo excesivo.
El FMI tiene tres programas financieros. Uno destinado a los países muy pobres de ingresos bajos. Un segundo mecanismo dirigido a aquellos Estados que cuentan con fuertes fundamentos económicos, que no tienen problemas fiscales, monetarios o cambiarios, son superavitarios en su balance de pago y con estadísticas confiables, pero que podrían sufrir un desbalance por los shock externos o una crisis exógena. Para el resto de los países, entre los que se encuentra la Argentina, continúan los stand-by por un año de plazo o los fondos de facilidades ampliadas por mayores plazos, sujetos a auditorías y a cumplimiento de compromisos fiscales, monetarios y de política macroeconómica. Pero hay una salvedad. Aun antes de poder acceder a alguno de estos programas, los países miembros deberán solicitar al FMI una auditoría conocida como revisión del artículo IV.
En virtud del artículo IV, el FMI sostiene discusiones bilaterales con los países miembros, generalmente cada año. Un equipo de técnicos visita el país, recoge información económica y financiera, y discute con los funcionarios del país la evolución económica y las políticas. De regreso a Washington, el personal prepara un informe, que constituye la base para el debate por el consejo ejecutivo. Al concluir el mismo, el director gerente, como presidente de la Junta, resume las opiniones de los directores ejecutivos y se las transmite a las autoridades del país.
Sin embargo, esta auditoría no es gratuita, ya que sirve de base para los compromisos de reformas que deberá asumir el país que pretenda acceder a un programa del FMI.
Como puede observarse, una vez más, la mentira tiene patas cortas, y la corrupción, también.
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Nos dejo su opinión
27/04/2009, 14:55:56
Diego
Coincido con el comentario de Latorredetalero, tendemos a negar que la corrupcion esta tan enquistada en nuestra sociedad, que llega a todos los niveles y a casi todos los ciudadanos, con un ingrediente especial, forma parte del ser nacional y por esto esta incluido en nuestra cultura criolla. Estamos tan enbuidos de ella, que no reaccionamos, por ej. hoy viene tu mejor amigo y te cuenta que se mando una tramoya con el contador, lo que le permitira ahorrarse X $ en impuestos, seguramente lo que hacemos es felicitarlo y pedirle el Tel del contador. ¿NO es asi? . -Alguien te ofrece vender algo mas barato, si le pagas de contado y no pedis factura, Excelente!!!!!. Esto tambien es corrupcion, no solo la del politico, la del funcionario, etc. Si no nos hacemos cargo de lo que somos, sera muy dificil poder mejar aunque sea algo...
27/04/2009, 14:55:46
Diego
Coincido con el comentario de Latorredetalero, tendemos a negar que la corrupcion esta tan enquistada en nuestra sociedad, que llega a todos los niveles y a casi todos los ciudadanos, con un ingrediente especial, forma parte del ser nacional y por esto esta incluido en nuestra cultura criolla. Estamos tan enbuidos de ella, que no reaccionamos, por ej. hoy viene tu mejor amigo y te cuenta que se mando una tramoya con el contador, lo que le permitira ahorrarse X $ en impuestos, seguramente lo que hacemos es felicitarlo y pedirle el Tel del contador. ¿NO es asi? . -Alguien te ofrece vender algo mas barato, si le pagas de contado y no pedis factura, Excelente!!!!!. Esto tambien es corrupcion, no solo la del politico, la del funcionario, etc. Si no nos hacemos cargo de lo que somos, sera muy dificil poder mejar aunque sea algo...
27/04/2009, 11:14:28
latorredetalero
Nuestro problema es la corrupción, sí, pero a TODOS los niveles. Y esto va desde el que cobra una coima hasta el que la paga, pasando por el que hace la vista gorda en una inspección, y el que se pasa un semáforo en rojo. Son solamente distintas formas de no cumplir las reglas y lamentablemente eso está muy dentro nuestro. Tanto como individuos, como como sociedad, estamos acostumbrados a que para nosotros, las reglas no se aplican, o se aplican parcialmente, lo que nos convenga en ese momento, y se traduce en dos palabras: EGOÍSMO y FACILISMO. Por eso es que mandamos sms cuando vamos manejando, los inspectores son "arreglables", y nuestros bomberos siguen siendo VOLUNTARIOS (y ni hablar de la educación, la salud, o la justicia...).
27/04/2009, 11:03:00
Diego
El FMI, despues de su accionar en los ultimo 15 años, no tiene autoridad moral, para erigirse en juez de nadie, mucho menos de Argentina, pais al que ayudaron a vaciar y quebrar durante todo los ´90. Si el FMI pretende encontrar nuevamente el rumbo del objetivo para que fue creado, deberia empezar por exigirle a EEUU, que termine de una vez por todas con el deficit fiscal alocado, que lleva mas de 5 años y el que es financiado con emision de moneda, ergo, todos los demas paises debemos sustentar el devaluo de la hasta ahora, mas importante divisa del planeta. Rouco, anda a leer algunos libros de economia y despues sacate la intolerancia de encima antes de escribir enchastres...
27/04/2009, 10:02:57
eduardo
El dia que la justicia actue como corresponde (JUECES) comenzaremos a tener un pais en serio. Cuando el peso de la Ley se aplique basado en la razon y la justicia. Vamos a tener Funcionarios Honestos y a partir de alli todas la instituciones funcionaran con seriedad y responsabilidad. Por ambisiones de bolsillo hoy les estan robando el futuro a nuestra juventud.pero cuando reina la inmoralidad es dificil pedir razonamiento.
27/04/2009, 09:25:30
tres puntos
La corrupcion no es solo las coimas para financiar las campañas electorales cuya solucion, propaganda gratuita e igual para todos los partidos, es tan facil. La corrupcion tambien es aplicar politicas que favorecen a los sectores privilegiados y en contra del voto popular.Y en esto rouco defiende la corrupcion.