El filósofo y escritor español Fernando Savater presentó en la Feria del Libro su novela "La hermandad de la buena suerte", que obtuvo el Premio Planeta 2008 y que le permite reflexionar en un registro distinto al habitual sobre cuestiones como la muerte y el azar.
No es la primera vez que el ensayista español incursiona en la literatura, como tampoco es su primera participación en el famoso certamen, del que ya había resultado finalista en 1993 con su novela "El jardín de las dudas", a la que le siguió hace dos años la historia juvenil "El gran laberinto".
"De alguna manera siento que con ´La hermandad de la buena suerte´ me he tomado vacaciones de mí mismo y también se las he dado a mis lectores, acostumbrados a aguantar mis sermones sobre política y filosofía" -señaló Savater a Télam-. "Marcel Proust decía que una novela con teorías es como un regalo con el precio puesto: las teorías deben ir por dentro, sin que se note", agregó. "Igualmente, sean literarias o ensayísticas, todas las obras despliegan algún tipo de reflexión sobre la vida. En ese sentido mis personajes, aunque no son filósofos, de vez en cuando se preguntan cosas", apuntó el autor de más de cincuenta ensayos sobre política, arte y filosofía.
Abrumado por una agenda de actividades proclives a generar estrés, al filósofo nacido en la localidad vasca de San Sebastián en 1947 se le ocurrió refugiarse en las "libertades" de la ficción para reducir las tensiones del que define como uno de sus años más tumultuosos.
"Escribí un libro en un año estresante, en el que fundamos un partido político, nos presentamos con muchas adversidades a las elecciones y me jubilé como profesor en la facultad, en fin, todo una serie de cuestiones que me motivaron a escribir la novela con la finalidad de sentir esa sensación de quien se va de vacaciones o se va un spa", relató Savater.
"Durante una hora, que era el tiempo que yo le dedicaba a la escritura de la novela, sentía que ocurría lo que yo quería, con los personajes y con la trama. Justamente, lo que yo buscaba era una actividad que me aliviara de la presión cotidiana", aseguró.
Ambientada en el mundo del turf, "La hermandad de la buena suerte" está contada a partir de varias voces que narran la historia de dos magnates que se odian y que pretenden humillarse mutuamente por medio de una carrera de caballos, la más importante del año. Uno de los personajes es propietario de un caballo tan singular como difícil de montar: el único que puede hacerlo ganar es un jinete que al momento de iniciarse la acción ha desaparecido y debe ser hallado por algunos de los cuatro hombres que están consagrados a su búsqueda.
¿Cómo manejó su relación con este nuevo formato, poco permeable a la concisión? "Como autor de artículos, me gusta comprimir y resumir. En cambio, el 90 por ciento de una novela es puro relleno: todo se dilata y tarda en llegar, algo que como lector me gusta pero como escritor me aburre", explicó.
"Cuando terminé la novela llevaba escritas como el doble de páginas de lo que finalmente quedó. Pero como mi objetivo era que no se convirtiera en una colección de frases vacías, me aboqué al trabajo de hacer una novela desgrasada, "low fat", acotó.
A pesar de su condición de profesor de Ética, esa relación distante con la verdad que supone el ejercicio de la ficción no parece haberle deparado dificultades al filósofo, para quien "la ficción es una verdad en otro registro". "Una cosa es hablar de la verdad en sentido científico y otra muy distinto hacerlo en sentido poético o simbólico -analizó-. Si uno dice ´la luz del amanecer ensancha el alma´ no tiene sentido desde lo científico, pero sí puede ser verdad en un sentido poético". "Con los escritores ocurre algo similar a lo que le pasa a los actores, dado que cuando vamos a un teatro y vemos a un actor representar algo que no es, a nadie se le ocurriría acusarlo de hipócrita. La literatura funciona de la misma manera", alegó.
El autor de "Ética para Amador" confesó que cuando opta por la ficción, ya sea como lector o escritor, deja de lado las historias estrictamente realistas y que prefiere en cambio "la ficción pura, incluso disparatada en ocasiones".
"La hermandad de la buena suerte" toma múltiples recursos de la novela de aventuras, un género ha fascinado a Savater desde los tiempos que leía a su admirado Robert Louis Stevenson: "Es uno de los géneros que más me cautiva -alegó-. ´Madame Bovary´, por ejemplo, me parece una excelente novela, pero yo jamás podría escribir de esa manera", concluyó. (Télam)