NEUQUÉN (AN).- De vez en cuando sucede un milagro en el mundo del teatro independiente: la apertura de una nueva sala. Un hecho que entusiasma a los grupos teatrales, pero también a los bailarines, los músicos, los narradores. Un milagro que desafía a la crisis actual y la toma como una oportunidad para doblar la apuesta y demostrar que el arte es el mejor refugio.
En ese camino está el director teatral Raúl Ludueña que, tras varios años de ir y venir buscando espacio para dictar sus talleres, decidió que era necesario ir por más y hacerse de una sala. El empecinamiento de este hombre de trayectoria tomó forma, se fortaleció con la complicidad de Alicia Monsalve y su marido (socios en esta cruzada) y a partir de mayo la ciudad contará con el teatro El Arrimadero. Funcionará en Misiones 234 y se transformará sin duda en un lugar de referencia obligado en el espectáculo neuquino.
De esta manera, el director del grupo teatral El Arrimadero, continúa con una línea de producción escénica que varias agrupaciones independientes de distintas líneas estéticas han decidido encarar en los últimos años. Donde las salas son la resultante de un proceso de trabajo de una compañía en particular. Pero sobre todo, donde los alumnos y profesionales ya formados pueden encontrar un espacio para desarrollar sus propuestas.
"Aspiramos a tener un teatro digno tanto para el público como para los alumnos, un sitio abierto a los grupos para la formación", comenta Ludueña, apasionado por el teatro desde hace 25 años. Y que apuesta a la enseñanza teatral con la idea de "generar un semillero". Lo dice acompañado de Alicia, en una sala todavía a medio terminar pero ya con algunas reformas de infraestructura visibles.
Para Ludueña esto tiene que ver con el anhelo de todo teatrero "de poder trabajar en un espacio propio que te permite crear de otra manera". Porque facilita, además, todo lo referido a la puesta en escena como la iluminación, el sonido y la escenografía. "Creo que este año vamos a poder aprovechar y poder sacar las obras pendientes que tiene el grupo", estimó.
El puntapié inicial -dijo el director- lo dará la obra que estrenaron en 2008, "Esperando el lunes" de Carlos Alsina. Será la encargada de abrir el escenario, la gran vedete de la sala con piso flotante y 50 centímetros de alto. Después vendrán otras piezas como la comedia "Rojo pasión" y también el gran amor de Ludueña: "Antígona linaje de hembra", una versión de la obra de Sófocles escrita por Jorge Huertas.
El Arrimadero tendrá todas las características de un centro cultural ya que están previstos espectáculos de teatro, danza, música ("tranqui") y talleres de formación de distintas disciplinas artísticas. Por eso, todos los que necesiten un espacio para ensayo y producción pueden acercarse que serán bienvenidos.
Con capacidad para cien espectadores abrirá sus puertas al público los viernes, sábados y domingos, aunque no faltan aspiraciones para extender la programación al día miércoles. Porque para soñar hay tiempo y ganas, se nota, mucha ganas.