Domingo 26 de Abril de 2009 Edicion impresa pag. 34 > Sociedad
Un haras neuquino que quiere jugar en primera
A orillas del río Limay, este emprendimiento busca ganarse un lugar de excelencia entre los criadores de caballos Cuarto de Milla de carrera.

Cuando se abren las gateras, la suerte está echada. Apenas un puñado de segundos separa a una conjunción perfecta de animal y humano del premio mayor: ganar la carrera.

Aunque sea por un hocico, una cabeza o varios cuerpos, caballo y jinete van por su porción de gloria. Pero no corren solos. Junto a ellos van todos los que de un modo u otro participaron en la crianza del animal hasta que llegó el momento sublime, el debut oficial, a matar o morir.

Aquí no sirve entrar segundo. Tan poco vale, que los burreros de ley se refieren a esta circunstancia como "perder", sin vueltas.

Aunque llegar en ese puesto les haya dejado alguna moneda en el bolsillo, en ningún momento tratan de aliviar la situación con un? "bueno, al menos estuvimos ahí". No hay resignación que valga. Sólo mastican su bronca y comienzan a pensar en el próximo encuentro, seguramente no muy lejano en el tiempo, en donde tendrán su revancha y probablemente la oportunidad de ver a su "mimado" ejemplar cruzar la raya delante de todos.

Pero este mínimo instante, enmarcado en un fluir de adrenalina pura, es sólo el punto final de un proceso lleno de vivencias y circunstancias que jugaron a favor o en contra del producto final, la estrella de todo esto que es un caballo de carrera.

El haras Mas (www.harasmas.blogspot.com) es un reflejo de esta pasión burrera. Está ubicado parte en Neuquén y parte en Río Negro y se especializa en la crianza de caballos Cuartos de Milla de carrera.

Marcelo Sánchez es uno de los socios del haras, y fue el encargado de atender a este medio para contar la experiencia que llevan adelante. También nos acompañó uno de sus amigos, Mario Allende, quien "casualmente" disfruta de todo lo que implica esta actividad y se prendió en el recorrido, al tiempo que aportó su sapiencia en el tema turfístico.

La primera visita fue al Hipódromo de Neuquén.

Allí, Carlos Santa, cuidador y entrenador del haras, es el encargado de pulir las joyas que le van llegando del campo. El lugar además oficia de guardería para otros caballos que necesitan ser atendidos y cuyos propietarios no les pueden dedicar tiempo a su crianza y formación.

En este sitio se doman a los animales del haras y se ofrece el mismo servicio a terceros. Si no hay contratiempos, en tres meses un caballo queda completamente dócil por un costo de 1.500 pesos, mientras que una pensión por mes ronda los 800 pesos, incluida la comida.

Marcelo nos cuenta que su simpatía por los caballos nació de la continua convivencia con estos animales porque su familia, oriunda de San Martín de los Andes, siempre se dedicó a criarlos. Una tradición que él continuó en esta zona cuando por diversas circunstancias debió recalar en Neuquén capital.

Mientras nos relata su experiencia, desfilan frente a nuestros ojos "Mas Camila", una yegua de tres años que ya corrió siete veces y ganó cinco; "Mas Pepona" y "Mas Ladie", todas impecables, lustrosas y ataviadas para la ocasión. Nos explica el por qué de los nombres. El "Mas" delante de cada una hace honor al haras y son las siglas de Marcelo Sánchez, mientras que la primera letra del nombre en sí de cada caballo es la inicial del nombre de su madre. Un sistema ingenioso para recordar rápidamente quiénes son sus progenitores.

Nos cuenta Marcelo, quien es carpintero de profesión y por estos días contratista en la construcción, que en el ´98 se encuentran junto a su socio con cierta cantidad de caballos en stock y la necesidad de definir el futuro de la sociedad. Entonces maduró la idea de dedicarse a criar en serio, lo que fue el puntapié para el nacimiento del haras Mas.

Y a partir de ese momento el objetivo fue claro, trabajar para estar entre los mejores.

 

Cómo está hoy el haras

 

Hoy, una década después, el emprendimiento cuenta con 20 madres y con "Conductor", un padrillo comprado al destete, con todos los papeles y reconocido por la Asociación Argentina de Criadores de Caballos Cuarto de Milla, adquirido en el haras "Coguaike", propiedad de Perez Companc. Aunque este recorrido del haras Mas aún no alcanzó para tener un emprendimiento sustentable, Sánchez reconoce que "falta menos". "El año pasado vendimos seis potrillos, eso nos va ayudando", nos dice este criador.

Los potrillos están en condiciones de venta a partir del destete, que se produce a los 8 meses de su nacimiento, aunque no necesariamente se deben sacar en ese tiempo. "A mayor edad, menor riesgo para el que compra", sostiene Mario, y aclara que cuando alguien adquiere un caballo muy joven tiene que pasar por todo el proceso de crianza, doma y puesta a punto para correr, que no es lo mismo que comprarlo con todo este "ablande" ya superado, algo que ocurre a los 2 años y medio o tres.

El costo de un potrillo al destete ronda los 15.000 pesos, mientras que un animal más formado incrementa su valor en varios miles de pesos, y cuanto mejor si posee en su haber pergaminos que avalen su potencial.

Por una cuestión climática, en nuestra región la mayoría de los nacimientos se dan entre octubre y noviembre, luego de 11 meses y 10 días de gestación. Esto se debe a que en esta zona, la temperatura adecuada de servicio se alcanza en un período que va desde agosto a noviembre, ya que las yeguas necesitan 14 horas luz para alzarse.

Está establecido que todos los caballos Cuarto de Milla cumplan años el 1 de Julio. "En algunos casos esto es una ventaja", comenta Mario, ya que no es lo mismo un potrillo que nació en setiembre, y que en su primer cumpleaños en realidad tendrá diez meses de edad, que otro que nació en noviembre y que en su primer aniversario contará con apenas ocho meses. Burrero al fin y buscando siempre una explicación para el resultado de las carreras, para él "esta pequeña diferencia de algunos meses a veces en la pista se nota".

 

El campo, la cuna del haras

 

El viaje sigue hasta el campo ubicado en la margen sur del río Limay, lugar que concentra a las madres del haras. En realidad allí no están todas las yeguas con las que cuentan, porque siete fueron enviadas a "El Silencio" para ser servidas por "Sovereign Silk" (El Soberano), un padrillo Colorado con sangre americana y nacido en el 2005, hijo de Royal Quick Dash y Strawberry Silk (ver www.haraselsilencio.com)

"Lo vi y me gustó", responde Marcelo consultado sobre el porqué de la elección de "El Soberano" en la búsqueda de una nueva línea de sangre.

Su respuesta, por demás sencilla, deja entrever la esencia misma que trasunta la crianza de caballos, en la que nada está escrito y en la cual la cuota de fortuna juega un rol importante. Si no, que les pregunten a los que vieron pasar por sus filas -y luego lo lamentaron- a un par de caballos que hicieron historia en el turf nacional. (Ver recuadro)

La recorrida nos marca el punto final, esta vez del lado rionegrino. En Puente 83 nos presentan a "Conductor", el padrillo oficial del haras. A partir de él, este emprendimiento busca el salto de calidad que finalmente lo catapulte a lugares de privilegio dentro de la actividad. El tiempo dirá si la elección fue la correcta y a partir de sus genes, el haras finalmente se calce la camiseta de primera.

 

Orgullo nacional

La riquísima historia del turf nacional ha visto pavonearse en la arena a un número de ejemplares difícil de cuantificar, pero los que realmente marcan la diferencia se cuentan con los dedos de una mano. Si uno lo lleva al terreno del fútbol se podría decir que jugadores hay muchos, pero el más grande dentro de la cancha tiene nombre y apellido: Diego Armando Maradona.

Y en materia de pingos, los "distintos" a la hora de correr fueron los recordados "Candy Ride" e "Invasor".
"Candy Ride" (hijo de Ride the Rails y Candy Girl) saltó a la arena el 1º de mayo de 2002 en General Cabrera, en una polla de 500 metros que ganó en 27 segundos.

Este debut victorioso le dio paso a un desafío mayor. Cien días después, se presentó en Palermo, en donde ganó por doce cuerpos de ventaja sobre "Freak Power", en 1' 09" 31c, en lo que se convirtió en el mejor registro de la tarde en los 1.200 metros.

El 12 de octubre de 2002 fue su primera visita al césped, en el "Gran Premio de San Isidro (G1)", pleito que este zaino liquidó con ocho cuerpos de ventaja sobre su inmediato perseguidor, "Jamelao".
Crónicas de la época reflejan el asombro que causó entre los presentes el andar de este potrillo nacido en el haras Abolengo.

Su próxima carrera marcaría su futuro. Fue el Gran Premio Internacional Joaquín S. de Anchorena, la prueba turfística más importante del calendario argentino que se disputa sobre 1.600 metros en el Hipódromo de San Isidro desde 1980.

"Candy Ride" cruzó victorioso la meta, en 1' 31" 01/100, el mejor registro en la historia de la prueba, que lo dejó apenas a una centésima del récord mundial para la milla.

Ese día, en las tribunas estaba presente el entrenador norteamericano Ron McAnally, quien maravillado por lo que acababa de ver en la pista, telefoneó al matrimonio de Sid y Jenny Craig, quienes siempre habían deseado ganar el premio Pacific Classic en su país natal. Cuentan que McAnally dijo: "Acabo de encontrar el caballo con el que ganaremos el Pacific Classic el próximo año, se llama Candy Ride y es argentino…"
"Candy Ride", que en sus inicios fue comprado por cuatro amigos en 12.000 pesos, se iba a los Estados Unidos vendido en 1.200.000 dólares. Su campaña en USA atesoró tres éxitos en igual número de presentaciones. Por supuesto, corrió el Pacific Classic (G1). Tardó 1' 59" 11/100 en recorrer los 2.000 metros de la prueba celebrada en el hipódromo de Del Mar, en lo que se convirtió en otro registro récord.
En la actualidad este zaino presta servicios como semental en el país norteamericano y sus descendientes ya están dando que hablar.

Invasor

Si la historia de "Candy Ride" es atrapante, la de "Invasor" no le va en saga. Hijo de "Candy Stripes" y "Quendom", nació en una cabaña del haras Clausan (hoy llamado Santa Inés), en Areco, el 3 de agosto del 2002. En una nota concedida a la revista Noticias, Alejandro Miserochi, su primer dueño, cuenta que lo llamó "Quiet Style" (Estilo Tranquilo). Unos uruguayos vieron este caballo, les gustó y se lo terminaron comprando por 20.000 dólares.

En Montevideo, el equino no respondió bien a los primeros exámenes y tuvo que ser operado de una rodilla. Allí, en tierras charrúas, pasó a llamarse "Invasor".

El hipódromo de Maroñas, un Palermo uruguayo, lo vio nacer y crecer como campeón. Debutó en febrero de 2005, venciendo por casi siete cuerpos de ventaja. Desde allí, ganó todo lo que corrió. También se prestó para la polémica, porque la afición del vecino país estaba convencida que "Invasor" les pertenecía, aunque el caballo era argentino ciento por ciento.

Los éxitos continuos hicieron que el jeque Hamdan bin Rashid Al Maktoum de los Emiratos Árabes posara los ojos en él. Lo quería para correr la World Cup en Dubai, la carrera con mayores premios de la hípica internacional. "Invasor" la ganó, y se alzó con 6 millones de dólares.

Hasta su retiro por una lesión, el potro argentino ganó 9 G1 incluyendo la Breeders' Cup Classic y la Dubai World Cup. Fue votado "Caballo del año 2006 en USA" y "Mejor Caballo del Mundo" el mismo año, entrando en la historia grande del turf mundial. Su marca total fue de 11 triunfos en 12 carreras. Su única derrota fue ante "Discreet Cat", de la que se vengó ganándole el Derby de Emiratos Árabes Unidos. Para verlo correr: www.harassantaines.com

MIGUEL ÁNGEL VERGARA
mvergara@rionegro.com.ar


Fotos: César Izza

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