Luz Sapag es una jugadora solitaria. Se dirá que sus bases en San Martín de los Andes son sólidas, y que la intendente puede contar con ellas. Pero la señora no espera por definiciones orgánicas. Aun así, el grueso del MPN en esta ciudad refleja sus opiniones y deseos.

No es cuestión de verticalismos, como antaño, cuando imponía su palabra a despecho de los demás. Hoy lleva la iniciativa política en el MPN local, más por carencias o perfil bajo del resto, que por veleidad propia.

Entonces, a falta de reflejos de los demás, ella hace y después pregunta. Nunca esperó una definición partidaria doméstica para plantarle cara a Jorge Sobisch, como nunca pidió una definición orgánica del MPN local, para salir a aborrecer el acuerdo de conveniencias electorales entre su hermano gobernador y el otro ex gobernador, quien es inspirador de su más fervoroso desprecio.

Recela de Brillo como candidato en puente de plata. Antes que en la interna por diputados, piensa que el MPN no se ha depurado y debería poner allí las energías.

Como fuere, Luz Sapag manda en San Martín. Tiene tanto peso en el partido doméstico, que aquel que la enfrente se sabe espadachín de una causa perdida. Pero en círculos cercanos comenzaron a correr rumores, que podrían modificar el mapa del emepenismo en esta ciudad: Luz está cansada.

¿Cansada de la política? La hija de Don Elías respira política. Quizá, entonces, sería mejor decir que está decepcionada. Los últimos encontronazos con vecinos, ya sea por las tomas de 2008 o el más próximo, disparado por la sensación de inseguridad, le han valido escarnios que cree inmerecidos.

No hace falta conocer su pensamiento íntimo, para advertir que ya no se ajusta a las situaciones de crispación, tan comunes en estos días. Lo expresa en su lenguaje corporal. Se la ve incómoda. Sube la voz, se altera. En sus discursos recurre cada vez con mayor frecuencia a llamar la atención sobre la intolerancia.

Desde la observación, de aquel que tiene la ventaja de especular sobre la exposición de los demás sin exponerse a sí mismo, sospecho que el germen de los exacerbamientos es el que más afecta a la jefa de gobierno. Y ese es un lío para un político, que por definición debe tener el cuero curtido.

Presumo que no puede digerir el contraste de vecinos que conoce desde hace décadas, increpándola a voz en cuello, tanto o más que otros que llegaron a San Martín hace 15 minutos y opinan como "nacidos y criados".

¿Puede ese estado de ánimo afectar lo que queda de su gobierno? Probablemente no. Pero sí puede alterar su futuro político. Hay quienes creen que Luz Sapag no buscará la reelección y pondrá sus energías fuera de la ciudad, en otros escenarios. De hecho, hay quienes aseguran que en su entorno de gobierno ya está preparando un delfín, para sucederla a partir del 2011.

Pero la versión, de hacerse firme, envalentonará a más de uno. Es posible que se refleje primero en el bloque del MPN, profundizando las diferencias políticas que ya existen en esa bancada, y que por ahora se manejan con sordina. Por extensión, un bloque del MPN dividido terminaría por alterar los equilibrios en el Concejo Deliberante. Ese sí sería un problema para gobernar hasta el 2011.

FERNANDO BRAVO

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