Sábado 25 de Abril de 2009 Edicion impresa pag. 44 > Cultura y Espectaculos
Adiós al patriarca de la música santiagueña
Ayer, a los 94 años, falleció el músico y compositor santiagueño, máximo difusor de la quechua, a la que tradujo el Himno y el Martín Fierro, y gran ejecutante del violín sachero.

El músico y compositor santiagueño Sixto Palavecino, máximo difusor del quechua en la Argentina, falleció ayer, a los 94 años como consecuencia del agravamiento de su delicado estado de salud.

Alojado en el Instituto de Cardiología de la capital provincial, el artista que padecía el Mal de Chagas desde hace años, fue tratado por problemas cardiológicos, pero luego su cuadro se complicó a raíz de una fuerte neumonía.

Sus problemas de salud comenzaron a mediados de marzo, cuando fue internado y colocado un stent. Fue dado de alta, pero anteayer volvió a sufrir una descompensación que terminó llevándolo a la muerte.

Ejecutante del violín sachero surgido de las entrañas del monte santiagueño, Sixto construyó una obra sostenida por iguales dosis de tradición y creatividad.

Don Sixto fue un autodidacta de la música, un enamorado de los instrumentos. Quizás por eso se perfeccionó no sólo en el violín sino también en bandoneón, guitarra y bombo. Una de sus virtudes era cantar mientras tocaba su violín, virtud que ha sido ponderada por grandes ejecutantes de estos complejos instrumentos.

Nacido en la localidad de Barrancas, departamento Salavina, en 1915, se crió a orillas del río Dulce donde empezó a cultivar su pasión por la música.

A los 13 años tuvo su primer violín y tiempo después fue parte del conjunto folclórico ´Corazón de madera´ que alcanzó notable trascendencia en Santiago del Estero, especialmente en los departamentos quechua-parlantes.

Realizó composiciones bilingües y se encargó de traducir canciones, poemas, libros y hasta las estrofas del Himno Nacional Argentino del español al quechua. A él se debe la traducción del Martín Fierro al quechua, tarea que le demandó varios años de trabajo.

Fue además mentor y creador del espacio radial "Alero Quechua Santiagueño" que por más de 30 años sirvió para afianzar una cultura esencial del pueblo santiagueño e impulsó, junto a los estudiosos Felipe Corpos, Vicente Salto y Domingo Bravo, una agrupación cultural nativista cuyo lema es "Ama Sua, Ama Llulla, Ama Ckella" (Ni ladrón, Ni mentiroso, Ni holgazán).

Por fuera de esta pasión que impregnó toda su actividad, el talento de Palavecino le permitió vincularse musicalmente con otros artistas locales e internacionales como León Gieco, Mercedes Sosa, toda la familia Carabajal, Chico Buarque, Pablo Milanés, Milton Nascimento y Pete Seeger.

Pese a ese reconocimiento y esas vinculaciones, en una entrevista al diario "La Nación" aseguró que "nunca he vivido de la música. Yo he hecho más cultura que contrato. En los últimos años empezaron a tenerme en cuenta por la musiquita sachera, que sachero quiere decir del monte, montaraz. Pero vivir de la música no he vivido".

De hecho, Don Sixto, que logró hacer conocer su habilidad para ejecutar el violín sachero cuando ya era una persona mayor, se dedicó gran parte de su vida la peluquería.

Algunos de los lauros cosechados en su trayectoria fue un homenaje, en 1997, de la Presidencia de la Nación por su aporte cultural y también la distinción con el título "Doctor honoris causa" por la Universidad de Rosario.

Su vida inspiró a un importante escritor santiagueño, el profesor Lisandro Amarilla, quien en 1993 hizo su biografía novelada a la que llamó "El violín de Dios" y al cineasta Daniel Rojas para el documental "La savia del algarrobo" (2000). (Télam/DYN)

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