Tras la votación de ayer, seguramente el CNA volverá a ganar los comicios y el nuevo Parlamento ocupado por una mayoría de ese partido podrá nombrar a Jacob Zuma como presidente, un zulú tan popular como controvertido.

Ayer depositó su voto ante un histérico grito de "Amandla" (poder) de los electores.

Los comicios se consideran sin embargo un importante test para el partido. En estos comicios no se trata de la victoria del partido sino del apoyo que logre recaudar.

Un año antes del comienzo del mundial de fútbol, muchos analistas ven a Sudáfrica ante una encrucijada: o se dirige hacia una democracia multipartidista modelo que convierta al país en el faro político del continente o va hacia un Estado de partido único corrupto y arruinado moralmente, como tantos otros estados africanos.

Hasta ahora, el CNA tuvo el poder total en sus manos y con su mayoría de dos tercios en el Parlamento pudo cambiar la constitución a su voluntad. Sin embargo no lo hizo, explicó Zuma, cuando anunció el regreso del CNA "a sus valores verdaderos". De la decadencia moral responsabilizó indirectamente a su predecesor Thabo Mbeki. Al contrario, la Alianza Democrática de tendencia liberal advirtió que Zuma forma parte de la cultura de abuso de poder y nepotismo. Su intención es romper el monopolio político del CNA.