Un policía y un ex capitán del Ejército acusados por crímenes de la dictadura se suicidaron en las últimas horas en San Luis y La Rioja, cuando la Justicia avanzaba en investigaciones sobre su presunta participación en asesinatos y secuestros.
El policía, Segundo Wenceslao Garro, señalado como un torturador del Departamento de Informaciones de la Policía de San Luis, se pegó un tiro en el corazón luego de ser llamado a declarar en una causa en la que hay cinco condenados a prisión.
Mientras, se disparó un balazo en la sien el ex capitán del Ejército Alfredo Marcó, presunto torturador de 66 años que estaba directamente involucrado en el caso del fallecido obispo riojano Enrique Angelelli y que, según testimonios, había anunciado que el sacerdote iba a aparecer muerto.
Precisamente, mañana la Justicia exhumará los restos de Angelelli para saber si fue "provocado" el accidente automovilístico en que el 4 de agosto de 1976 murió el sacerdote, en una recta de la ruta que une Chamical y La Rioja. La noticia de estos dos suicidios paralelos sorprendió a las agrupaciones de derechos humanos, que ya han denunciado sus sospechas en la muerte del prefecto Héctor Febres, ocurrida en diciembre de 2007, tras plantear que fue un "homicidio" encubierto cuando el detenido estaba por ser condenado por delitos de lesa humanidad.
Ahora, un policía jubilado de 70 años apareció muerto con un disparo en el corazón y se sospecha que se suicidó luego de que lo citó un tribunal. Garro fue oficial del Departamento de Informaciones D2 de la Policía de San Luis y fue sindicado como torturador en esa dependencia por sobrevivientes.
Mientras, en La Rioja, se suicidó el ex capitán del Ejército Marcó, acusado de ser un cruel interrogador en la dictadura. El militar se quitó la vida 48 horas antes de ser exhumados los restos del obispo Angelelli, cuya muerte habría sido adelantada por Marcó a detenidos poco antes de producirse, según consta en el libro "Nunca Más" de la Conadep. (DyN)