VIEDMA (AV)- Cinco testigos declararon ayer en el juicio que se sigue por el homicidio de un taxista en Viedma ocurrido en julio de 2006.
En este hecho hubo cinco imputados, entre ellos un menor de edad. Pero la audiencia que comenzó ayer sólo incluyó a Natalia Araya (28), quien cumple con detención domiciliaria. Arribó con custodia policial y una criatura de dos años que durante la audiencia quedó al cuidado de personal de la mesa de entrada de la Cámara.
Por los restantes imputados la causa continúa el trámite para llegar a otro juicio. En un principio fueron también procesados Cristian Valenzuela, Adrián Lauman, Dora Blanco y un menor de edad. Uno de los varones mayor de edad era entonces pareja de la imputada que llegó a juicio.
La joven acusada del delito de "homicidio calificado en concurso real con robo calificado" se abstuvo de declarar y el Tribunal escuchó a los dos hijos de la víctima Rubén Andrade y a otros tres testigos, uno de ellos un taxista amigo de la víctima.
Andrade recibió siete lesiones en el cráneo con un elemento contundente, dos de ellas le provocaron graves fracturas y una tercera la pérdida de masa encefálica.
Según pudo establecer la investigación Andrade estaba interesado en vender un taxi, cuya propiedad era compartida entre Carmen Ibazetta que reside en Bahía Blanca y un hombre de apellido Caro, quien además era el propietario de la licencia del vehículo de alquiler. Ibazetta era la novia de la víctima y es la madre de la imputada.
El Duna en el que se trasladaba Andrade fue encontrado en la puerta de su casa con la radio encendida y todo revuelto cuando sus hijos hallaron al hombre muerto en el interior de su casa.
Apenas iniciada la investigación se pudo establecer que los autores se habían llevado la billetera y también tarjetas, entre ellas la de débito.