Hay un antes y un después de la ley 19.587 de Higiene y Seguridad en el Trabajo, sancionada el 21 de abril de 1972. El antes tenía que ver con un sistema normativo inoperante y permisivo que produjo, entre otras cosas, una elevada accidentalidad, producto del escaso nivel de prevención existente en las empresas. El después es un nuevo Sistema de Riesgos del Trabajo, que buscó salvaguardar la salud y calidad de vida de toda una sociedad vinculada a la actividad laboral.
Por esta ley es que se estableció el 21 de abril como el "Día de la Higiene y Seguridad en el Trabajo". Pero la higiene y seguridad en el trabajo no son sólo normas destinadas a proteger la salud del trabajador. Es una ciencia amplia relacionada con aspectos sociales y económicos en beneficio del individuo, la familia, la sociedad y el Estado.
A través de la ley 24.557 el Estado dispuso delegar en las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo el asesoramiento y control de la "prevención" creando, además, una prórroga de hecho para la no sanción por incumplimiento en esta materia de los "Planes de mejoramiento".
Prevención es una palabra clave. Para que tenga éxito deberían sumarse a esta filosofía los altos mandos directivos y las gerencias de áreas productivas como de servicios, supervisores y trabajadores, para lograr cada año una mejor la calidad de vida, sostiene el ingeniero Omar Gabba.