GINEBRA.- El presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, causó ayer una hecatombe en el primer día de la Conferencia de la ONU contra el Racismo en Ginebra, al arremeter contra Israel en un discurso que provocó la salida de la sala de los países europeos. Los representantes latinoamericanos se quedaron.
Ahmadinejad ignoró el llamado de la ONU a no asociar el sionismo con el racismo y subió a la tribuna para denunciar que la creación de Israel privó "de tierras a una nación entera bajo el pretexto del sufrimiento judío".
Después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) "enviaron a emigrantes de Europa, de EE.UU. y del mundo del Holocausto para establecer un gobierno racista en la Palestina ocupada", declaró el iraní, que critica con frecuencia a Israel.
Cuando llamó a "hacer esfuerzos para poner fin a los abusos de los sionistas y de (sus) partidarios", los 23 representantes europeos presentes abandonaron la sala de la sede europea de la ONU, en medio de abucheos, tal como habían acordado previamente en caso de que Ahmedinejad lanzara "acusaciones antisemitas".
La ONU denunció enérgicamente la actitud de Ahmadinejad. "Lamento la utilización de esta plataforma por parte del presidente iraní para acusar, dividir e incluso provocar", declaró Ban.
Los países occidentales condenaron en cadena las declaraciones del iraní. Desde Washington, el portavoz del Departamento de Estado, Robert Wood, dijo que "este tipo de retórica es inútil y sólo sirve para alimentar el odio racial", aunque reiteró que su país quiere "tener un diálogo directo con Irán".
Estados Unidos se negó a viajar a Ginebra, al igual que otros ocho países: Israel, Canadá, Nueva Zelandia, Alemania, Australia, Holanda, Italia y Polonia. Los países europeos volvieron a dejar patente su desunión. A última hora, Gran Bretaña y Francia optaron por participar aunque sólo a nivel de embajadores. Mientras los europeos abandonaban la sala, los observadores del Vaticano permanecían en ella. También se quedaron donde estaban los latinoamericanos, quienes optaron por asistir al encuentro. De hecho, Brasil calificó de "inexplicable e inaceptable" el boicot de la conferencia por EE.UU. y los otros 8 países.
En la cumbre participan 103 Estados de los 192 que componen la ONU, incluidos todos los de América Latina y el Caribe, junto a unos 2.000 militantes de ONG, con el propósito de sentar las bases de un plan internacional para mejorar la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y la intolerancia.
Mahmoud Ahmadinejad observó cómo representantes europeos se iban mientras hablaba.