Uno es torpe, aun así se las arregla para ser el goleador histórico de Boca, nada menos. El otro está de vuelta, aun así se carga sobre su espalda a un River sin alma y casi nada de fútbol. En verdad, ni uno es tan torpe ni el otro está de vuelta.
Martín Palermo y Marcelo Gallardo, de ellos se trata esta historia, son la representación actual de la historia bostero-millonaria de todos los tiempos.
Ellos y nadie más hicieron que último Superclásico, que fue 1-1 en La Bombonera, tenga aunque sea algo de lo que para millones de futboleros, hinchas de River y Boca o no, significa un Superclásico.
¿Quiénes si no ellos iban a darle a a ese partido, ese que miles de foráneos dicen que quisieran ver antes de morirse, el grito de gol y la pasión desatada? Nadie. Menos mal que jugaron ellos, el atacante torpe y el volante que está de vuelta.
1. Palermo. El fútbol no puede evitar las discusiones sin sentido. Por caso, al fútbol le encanta discutir a Martín Palermo. Como centrodelantero le sobran defectos y carencias, le critican. Pero también le sobran goles. Y para qué quiere uno un "9" si no e para que haga goles. 198 goles con la camiseta de Boca terminan con cualquier crítica.
Dicen que es lento, le faltan recursos y que sabe poco con la pelota. Pero bueno debe tener porque pasan los arqueros y pasan las defensa y el tipo le sigue haciendo goles a River, patee desde donde patee, demore lo que demore en acomodarse...
2. Gallardo. El "Muñeco" volvió a River entrando por la ventana. Después de un verano feo para River, los compañeros lo pidieron a gritos. Pipo Gorosito, en cambio, dijo rápidamente que él no lo había pedido que no sabía si iba estar en sus planes y que tendría que demostrar que estaba bien físicamente.
Sólo dos meses después, Gallardo le demostró a su entrenador no sólo que estaba bien físicamente, sino también que estaba mejor futbolísticamente que cualquiera de sus jugadores preferidos. Y también le demostró que lo que necesitaba su equipo no era un bocón de más de 100 kilos. Lo que necesitaba era un tipo que, aunque no juegue bien el partido más importante del año, le sobre para hacer el gol que le evite a River una derrota segura.
JUAN MOCCIARO
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