El ex capitán del ejército Alfredo Marcó, de 66 años, acusado de ser un cruel interrogador durante la represión ilegal de la pasada dictadura, se suicidó en su casa de La Rioja. La policía provincial informó que Marcó se disparó un tiro en la sien.
El ex militar se quitó la vida 48 horas antes de que sean exhumados los restos del obispo Enrique Angelelli, cuya muerte fue adelantada por Marcó a detenidos poco antes de producirse, según consta en el libro "Nunca Más" de la CONADEP.
A pesar de haber sido denunciado ante ese organismo apenas finalizado el gobierno de facto, Marcó nunca fue sometido a juicio. Además, el diario Nueva Rioja informó hoy que Marcó padecía de una enfermedad terminal y eso también podría haber impulsado su decisión.
El militar retirado se disparó un tiro en la sien en su dormitorio, alrededor del mediodía del domingo, dijeron voceros policiales. Personal de la comisaría IV llegó al domicilio alertado por la propia familia, que estaba en la casa en el momento del disparo.
El ex militar fue hallado tirado sobre su cama con un revolver calibre 38 corto en la mano, según las fuentes. Marcó encabezó la comisión que intervino el diario El Independiente el 24 de marzo de 1976. Ese matutino recordó hoy que una de las anécdotas más famosas de su paso por el diario fue un hecho "jocoso" de cuando "intentó obligar a uno de los integrantes del taller que leyera una chapa de impresión cuyos tipos se observaban al revés y por la que exigía que se le hiciera una copia porque no entendía como escribían".
Ex periodistas de El Independiente, como Plutarco Schaller, que actualmente vive en Cuba, lo identificaron en 1984 ante la CONADEP como uno de los más crueles de sus interrogadores, según figura en el libro "Nunca Más".
Schaller relató que Marcó y otros vaticinaron la muerte del obispo Enrique Angelelli durante la tortura de los detenidos. Poco después, el obispo murió al volcar su automóvil cuando regresaba a la ciudad de La Rioja procedente de Chamical, en un hecho que primero fue considerado un accidente de tránsito y luego la justicia señaló como "provocado".
Entre las víctimas de Marcó se cuentan varios dirigentes peronistas, sindicales, representantes de la Iglesia Católica y de la juventud peronista. Uno de ellos le dijo a El Independiente ayer que "le reconocimos la voz la mayoría de los que estábamos presos" en el centro de detención que funcionaba en la cárcel de La Rioja. "Era un hombre joven, de unos treinta años", recordó.
Marcó trabajó luego para el diario El Sol, la publicación que motorizó la lucha contra la pastoral de Angelelli y contra quienes transformaron en cooperativa el diario El Independiente, como el ya fallecido Alipio Paoletti.
Presuntamente en la sede de ese diario, según una versión que circuló durante décadas en La Rioja, se habría descorchado champaña para festejar la muerte del obispo. Marcó también integró una empresa de seguridad privada.
La Rioja fue la provincia donde el índice de presos durante la dictadura fue mayor en relación a su población total. En la cárcel local actuaron interrogadores y torturadores de Gendarmería, policía provincial y Federal, la SIDE y servicios de inteligencia provincial.
DyN