Buenos Aires (Télam).- Luego de doce años, la orquesta tanguera El Arranque arremete con su sexto disco "Nuevos", un material fresco que propone otro punto de partida en su carrera a partir de composiciones propias y de otras de colegas de su generación, algo que la integra a una escena de músicos que sigue creciendo.
Aunque en sus últimos trabajos mecharon temas de su autoría con tangos tradicionales, los integrantes de la ya clásica agrupación sintieron que ahora llegó el "momento de madurez" para arriesgar y "generar una comunión con otros músicos como (el folclorista tucumano) Juan Quintero", explicó a Télam el primer violinista Guillermo Rubino. "Decidimos sumarnos a otros compositores, a gente que está haciendo otras cosas porque queremos ver cómo reacciona el público. Fuimos investigando y los chicos fueron estudiando armonía y composición", agregó el músico, quien estudió música clásica en La Plata, su ciudad natal.
Esta interesante apertura marca una bisagra en la sendero recorrido por una orquesta que se caracterizó por aferrarse a las raíces de la música ciudadana con una estructura clásica.
Rubino contó que las piezas de este trabajo se mueven dentro de una base formal que no cambia y que, por la instrumentación, remiten al sonido de las orquestas de los años 50.
"El estilo del disco está determinado también por los momentos de composición de cada autor del grupo: "el bandoneonista Ramiro Boero es algo más claro para escuchar, tiene algunas cosas más ´piazzoleras´, el guitarrista (Martín Vázquez) buscó la variedad", ejemplificó.
Además, en "Nuevos" se escuchan bellas obras de Sonia Possetti, Andrés Linetzky, Abel Rogantini, Ramiro Gallo y una versión de "El sur del sur", de Jorge Drexler, cantada por la rosarina Noelia Moncada, quien desde hace tres años tomó el lugar del talentoso Ariel Ardit, ahora dedicado a su carrera solista.
Para Rubino, el tránsito a las nuevas creaciones es un camino que comienza interpretando lo anterior. "Piazzolla ya se asimiló, entonces la gente empieza a hacer cosas nuevas y eso lleva un tiempo también, los tangos que hoy son clásicos no fueron un éxito rotundo en el momento", señaló.
Luego de una gira por el Viejo Continente (tocó en el Palacio Bellas Artes de Bruselas y en el Centro Cultural de Belem en Lisboa), El Arranque vuelve a la escena porteña y está presentando "Nuevos" todos los viernes de este mes a las 21 en No Avestruz (Humboldt 1857), en el barrio de Palermo.
Como en viejas épocas, la agrupación retomó el ritual de tocar semanalmente para mantener una continuidad, algo que dejó de hacer desde el cierre del Club del Vino en el 2006, lugar donde realizaron ciclos durante cinco años.
"Extrañábamos esos conciertos íntimos, después tocamos en lugares un poco fríos y no pudimos hacer ciclos regulares, por eso salimos al exterior -siguió-. Este año queremos reencontrarnos con la gente en este tipo de lugares cálidos".
Como para afianzar este espíritu de comunión con sus colegas contemporáneos y apoyar "a tanto talento que anda dando vueltas", antes de cada presentación tocan artistas invitados. El 24 tocarán Schissi-Segret-Rubino.
Camilo Ferrero (primer bandoneón), Osiris Rodríguez (segundo violín), Ariel Rodríguez (piano) e Ignacio Varchausky (contrabajo) completan la formación.
"Nuevos" presenta una cuidada edición que incluye un juego de mesa con ilustraciones del artista plástico Pablo Cabrera, que propone una mirada autocrítica del tango, planteando una larga serie de problemáticas estéticas e ideológicas a través de un recorrido casi autobiográfico del grupo.