VIEDMA (AV).- Conducir en estado de ebriedad parece ser un común denominador durante los fines de semana en esta ciudad. Las autoridades debieron poner a resguardo nueve vehículos. Una joven ni siquiera tenía fuerzas para soplar en la pipeta descartable luego de probar varias veces y un taxista sobrepasó escandalosamente los niveles de alcohol en sangre, según revelaron fuentes oficiales.
En la zona de la ruta nacional Nº 3, a la altura del puente Villarino que conecta con la ciudad bonaerense de Carmen de Patagones, la Policía de Río Negro realizó controles exhaustivos. Sobre 19 pruebas, nueve tests dieron positivos.
El taxista detenido se dirigía hacia Patagones con cuatro pasajeros a bordo. No superó las pruebas dado que se detectó que tenía 2,92 gramos de alcohol por cada litro de sangre cuando la normativa permite 0,50 gramos.
El operativo se realizó durante la madrugada pasada con lo cual el taxista recuperó su libertad durante horas de la tarde, en tanto que el Fiat Uno con que se desplazaba quedó retenido en el destacamento caminero. Los cuatro pasajeros que llevaba a Patagones tuvieron que abandonar el rodado en la base policial en medio de protestas dado que habían quedado a pie.
En el mismo lugar, la Policía retuvo a una joven de 30 años a quien la endeblez de ese momento le jugó una mala pasada. Viajaba con dos hombres, que decidieron abandonarla y emprender el retorno a casa en Patagones caminando por ese viaducto. En el listado de detenciones figuran un empleado de un casino; trascendió de fuentes seguras.
Un Fiat Uno de la Municipalidad de Viedma resultó virtualmente destruido, con riesgo de que no pueda seguir siendo utilizado, al ser embestido por un Ford K que corría picadas.
El violento choque tuvo lugar en las primeras horas de la madrugada en la céntrica esquina de Belgrano y Laprida frente a la Casa de Gobierno. Si bien el empleado municipal no recibió demasiados golpes, el Fiat quedó en muy malas condiciones en la esquina situada en diagonal hacia la sede gubernamental, junto a la vereda de un local nocturno que había cerrado sus puertas unos minutos antes; y en el que afortunadamente ya no tenía parroquianos. Luego se comprobó que el automovilista estaba bajo los efectos del alcohol.
Los inspectores municipales tuvieron que salir en persecución de otro chofer que no quiso pasar los controles. Cuando se lo detuvo se le labró una infracción al detectarse que corría picadas en estado de ebriedad.
Entre los operativos montados por la Policía y miembros de la Dirección de Seguridad e Higiene de la comuna capitalina, se contabilizaron seis secuestros de coches y otros tres quedaron retenidos por unas horas.