PUERTO ESPAÑA.- La Quinta Cumbre de las Américas terminó ayer con el sentimiento de que el presidente estadounidense, Barack Obama, desea instaurar un diálogo franco con sus pares del sur aunque la exclusión de Cuba, tema prioritario para América Latina, no podrá ser resuelta de la noche a la mañana.
Obama dejó en claro que respetará a todas las ideologías de América Latina, pero también espera hechos. Concretamente sugirió la necesidad del respeto de derechos en la isla y la liberación de los presos políticos.
Tras dos días de reuniones en Puerto España, los 34 líderes de las Américas comprobaron que los tumultuosos tiempos pasados, cuando George W. Bush era presidente, quedaron atrás y puede escribirse una nueva página en sus relaciones, con un intercambio franco y directo. "Mostramos que aunque tengamos nuestras diferencias, podemos y debemos trabajar juntos en cuestiones en las que tengamos intereses comunes. Mostramos que no hay ni grandes ni pequeños socios en América, sólo somos compañeros, comprometidos en avanzar en una agenda común con retos comunes", dijo Obama.
Cuatro años después de una Cumbre de las Américas que mostró la incomprensión entre Estados Unidos y Latinoamérica, Obama pasó la prueba de fuego de su primer encuentro con los líderes latinoamericanos y caribeños, entre los que hay firmes detractores de las políticas norteamericanas. "La cumbre sin ser perfecta se acercó a la perfección. Reinó la cordialidad y ha terminado con éxito y con un clima nuevo", señaló el mandatario venezolano Hugo Chávez ayer, cuyo afectuoso encuentro con Obama en esta cumbre centró gran parte de la atención.
"Nunca habíamos asistido a una cumbre con el nivel de interacción, franqueza y cordialidad que se sintió en Trinidad y Tobago. Creo que están puestas las bases para relanzar una nueva etapa en las relaciones" continentales, corroboró el presidente mexicano, Felipe Calderón.
Pese a este ambiente tan positivo, la cumbre de Trinidad y Tobago terminó sin una declaración final unánime de sus participantes, debido sobre todo a la cuestión del embargo a Cuba, que está excluida de estos foros internacionales desde 1962.
El documento adoptado por los participantes insiste en la necesidad de trabajar conjuntamente en la lucha contra el narcotráfico, el crimen organizado y la corrupción, en promover políticas que respeten los derechos de los inmigrantes y en garantizar la autosuficiencia energética del continente, entre otros.
Obama llegó a Puerto España garantizando que estaba dispuesto a un "nuevo comienzo" con la isla pero ayer subrayó que la actitud de Washington ante La Habana no cambiará "de la noche a la mañana". "Vamos a explorar y ver si podemos avanzar. Hay algunas cosas que el gobierno cubano puede hacer", matizó el presidente estadounidense. "Temas como los de los prisioneros políticos, libertad de expresión y democracia son importantes y no pueden ser puestos de lado", agregó. (Ver nota aparte)
Estas palabras del presidente de Estados Unidos enfriaron las expectativas de un cambio espectacular en las relaciones entre Washington y La Habana, alimentadas por los gestos conciliadores de los últimos días.
Sin embargo, los líderes latinoamericanos le hicieron entender que el termómetro de las relaciones entre ellos y Estados Unidos se medirá en gran parte por el progresivo restablecimiento de las relaciones entre Washington y La Habana.
El brasileño Luiz Inacio Lula da Silva elogió el excelente clima político de esta reunión. (AFP/AP)