Frente a tanto recato a la hora de opinar acerca de las declaraciones efectuadas por el papa Benedicto XVI en su viaje por África estos últimos días –a quien nadie condena en forma directa y clara vaya uno a saber por qué vanos pruritos hacia una investidura que oculta una intención que hace más daño que el que podemos imaginar, el cual puede medirse en vidas humanas–, envío mi crítica y rechazo a través del humor, el cual pretendo sirva para transmitir un deseo profundo: que no sean siempre los más débiles los obligados a sufrir las imposiciones huecas, arcaicas, deshonestas y dañosas de algún orador de turno. Agradecería su publicación no por un interés personal sino porque ustedes son un medio, tal vez uno de los pocos que van quedando, formadores de opinión y, hasta el momento, parecería escucharse una sola campana, la de la Iglesia.Pero también existe otra campana, la de la escuela, la de la educación, del cambio. Hagámosla sonar desde donde podamos. Sandra Ladogna DNI 18.765.472Cipolletti |